El exiliado mira hacia el pasado, lamiéndose las heridas; el
inmigrante mira hacia el futuro
dispuesto a provechar las oportunidades.
dispuesto a provechar las oportunidades.
(I.Allende)
Casi ochocientos
muertos de una tacada, esa fue la cifra del naufragio de la superpatera en el
mediterráneo central hace un par de semanas. Como bien dicen algunos apenas
duró la noticia en los medios un par de días; el día del desastre y el
siguiente; este por las lógicas repercusiones al implicar a tantas personas.
En cuanto a la noticia en sí, la
imprescindible coraza de protección psicológica de la que hacemos uso para
evitar sufrimientos, no digo innecesarios, pero si un poco lejano, hizo que
pasáramos página y no nos implicásemos
demasiado en el asunto. En el mundo ocurre tantos desastres y desgracias
constantemente que por muy sensibles que seamos no podemos ni debemos empatizar
con todos, seria insufrible. Sin ir más lejos durante este rato que me está llevando
el contar lo de la patera acaba de ocurrir
otra catástrofe, esta vez muy lejana, allá en el sureste asiático, pero más cruenta
en afectados y sufrimiento, aludo al terremoto del Nepal.
Sucede también, tal
y como nos advierten los sociólogos, que de tantas calamidades como vemos
diariamente en los telediarios y otros medios, acabemos por acostumbrarnos
(creo que ya andamos en ello) y no nos sorprenda ya nada, es más, cada vez necesitemos mas carnaza para impresionarnos.
Este asunto debería preocuparnos. En mi caso
tengo verdadero pavor a que algún día pudiera llegar a ser indiferente al dolor
ajeno.
Luego está el lado
social y humano de la inmigración, un asunto importante y complicado. Nosotros
por estar a tiro de piedra de África que junto con América central y del sur
son los dos polos de salida masiva de emigrantes (hacia Europa los primeros y
hacia USA los segundos) nos toca padecer de lleno el problema.
El tener fronteras
terrestres o marítimas con un continente tan depauperado como es África no es
muy estimulante. Sé que esto no es políticamente correcto pero es lo que hay. Siendo consciente de que el gran
problema de la pobreza es muy real y está ahí cerquita, imagino que no es del
agrado de ningún país el encontrarse físicamente en primera línea de contención que es donde
nos encontramos nosotros junto a Italia. Si preguntásemos a los franceses, suecos o ingleses que si
gustan ponerse en nuestro lugar geográfico, tan al sur, la respuesta más que
oral seria gesticular (lo digo por el corte de mangas que nos obsequiarían).
Dicho esto no hay más remedio que buscar soluciones prácticas que no
demagógicas.
África se aproxima
ya a los 1200 millones de personas, es el continente que más crece en población
y como todo sabemos el más pobre del planeta. Apenas se salva de estar, en paz
social y con un desarrollo económico medianamente aceptable, una docena de
países de los cincuenta y cuatro que lo componen, así que estamos empezando en
esto de la inmigración, ilegal o no. Puntualizando de manera rotunda de que es
un deseo muy humano el querer prosperar
social y económicamente, también huir de
guerras tribales y religiosas feroces como las que se desarrollan en
muchos países de ese difícil continente; Europa no puede acoger de golpe a
todos los que los que deseen marcharse sin riesgo de que terminemos todos en el
caos más absoluto. Comparto la idea de los que piensan que se debe dejar entrar por cupos controlados
y con la anuencia de todos los países europeos, acogiendo cada uno según
necesidades y poder económico, Se que es muy fácil y muchos lo hacen, ponerse
en plan buenista y manifestar
imprudentemente las bondades de esa teoría simplista de puertas abiertas para
todos, ignorando el efecto llamada que
eso conllevaría. Por ir abriendo boca; según datos de fuentes bien informadas,
hay en los alrededores de la costa de Libia más de un millón de emigrantes
dispuestos a entrar en Italia…como sea.
Una avalancha de personas, millones de ellas,
sin control entrando en Europa colapsaría todos los servicios públicos desde
hospitales, escuelas, guarderías etc. no podríamos asegurar lo básico ni para
ellos ni para nosotros. En nuestras calles el clima seria infernal de
mendicidad y delincuencia y no es por animadversión simplemente porque de algo
tendrían que vivir, imagino que nosotros haríamos lo mismo.
Es verdad que se puede hacer mucho más de lo
que hacemos por esta gente y habrá que hacerlo, nos va en ello el bienestar y
el desarrollo conseguido hasta ahora. Creo, como otros muchos expertos que la
solución está en ayudarlos en origen, es decir proporcionarles medios y
tecnología para que ellos prosperen y hacerles ver que venir aquí a malvivir es
un mal negocio. Este tipo de soluciones es verdad que cada vez se complica más por
el atolladero religioso en que se está convirtiendo y de manera acelerada la mitad norte de África, agravado por la falta de líderes políticos y anarquía
rampante en un montón de países cercanos al nuestro.
Los europeos actuales no podemos sentirnos
culpables de todos los males que atenazan a media África. Es verdad que
nuestros antepasados se portaron muy mal con ellos cuando los convertimos
en colonias y en parte los expoliamos.
Ya han pasado más de sesenta años de las últimas independencias y va siendo
hora que (por supuesto con nuestra ayuda) se emancipen económicamente y
prosperen en política y bienestar, se lo merecen. Aun hay compatriotas nuestros
que llevan esto de la culpabilidad hasta el ridículo y pretenden que reparemos
los daños que causaron Colón y sus huestes en América hace la friolera de quinientos años. Por esta
regla de tres, poco antes de que mi paisano Hernán Cortes pisara México, los
toltecas del Yucatán fueron masacrados por los aztecas ¿Cómo se repara eso ¿
Una de las
incompatibilidades para un desarrollo al estilo europeo de estos países es el
dogma religioso que se ha implantado en gran parte de ellos. El islam más
radical (fundamentalista) como todos sabemos por experiencia y por diferentes motivos es muy dispar con la
manera de vivir occidental. Su forma de entender la vida, sin leyes civiles y
todo supeditado al Corán hace imposible esto.
En Europa hemos
asimilado ya a muchos millones de africanos, entre ellos más de 17 millones de
musulmanes que están casi todos integrados, con sus lógicas incomodidades
primarias, aunque ahora están surgiendo algunos grupos o individuos radicales
que reniegan de nuestra civilización e incluso atentan contra nuestras
costumbres y manera de vivir.
Hay otras opciones
de convivencia que pudieran permitir una coexistencia pacífica y provechosa
entre el norte laico europeo y el mundo musulmán africano, consistiría en
comprender por nuestra parte su idiosincrasia sin pretender que emulen nuestra
civilización. Lo de la alabada primavera árabe fue un fiasco por querer
uniformizar pensamientos y culturas tan diferentes. Tenemos que ayudarles,
tienen derecho a vivir en paz, pero respetando sus mil quinientos años de historia
y tradición.
De todas formas y bajo
mi punto de vista, hoy en día, con la globalización en todos los órdenes de la
vida, economía, empleo, educación etc. todas las regiones del mundo se
comportarán como grandes vasos comunicantes y al final habrá un trasvase de
efectivos de unas zonas a otras, es decir de las pobres a las ricas. Acabaremos
todos igualados; ya ha pasado en parte
con China y otros países. Tarde más o tarde menos sucederá lo mismo con África.
Quizás en asuntos de creencias religiosas sea diferente, en esto no me atrevo a
vaticinar.
Joaquín
Yerga
02/05/2015
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