domingo, 3 de mayo de 2015

Inmigrantes


El exiliado mira hacia el pasado, lamiéndose las heridas; el inmigrante mira hacia el futuro
dispuesto a provechar las oportunidades.
                                  (I.Allende)

  Casi ochocientos muertos de una tacada, esa fue la cifra del naufragio de la superpatera en el mediterráneo central hace un par de semanas. Como bien dicen algunos apenas duró la noticia en los medios un par de días; el día del desastre y el siguiente; este por las lógicas repercusiones al implicar a tantas personas.
   En cuanto a la noticia en sí, la imprescindible coraza de protección psicológica de la que hacemos uso para evitar sufrimientos, no digo innecesarios, pero si un poco lejano, hizo que pasáramos página y no nos implicásemos  demasiado en el asunto. En el mundo ocurre tantos desastres y desgracias constantemente que por muy sensibles que seamos no podemos ni debemos empatizar con todos, seria insufrible. Sin ir más lejos durante este rato que me está llevando  el contar lo de la patera acaba de ocurrir otra catástrofe, esta vez  muy lejana,  allá en el sureste asiático, pero más cruenta en afectados y sufrimiento, aludo al terremoto del Nepal.
  Sucede también, tal y como nos advierten los sociólogos, que de tantas calamidades como vemos diariamente en los telediarios y otros medios, acabemos por acostumbrarnos (creo que ya andamos en ello) y no nos sorprenda ya nada, es más, cada vez  necesitemos mas carnaza para impresionarnos. Este asunto debería  preocuparnos. En mi caso tengo verdadero pavor a que algún día pudiera llegar a ser indiferente al dolor ajeno.
  Luego está el lado social y humano de la inmigración, un asunto importante y complicado. Nosotros por estar a tiro de piedra de África que junto con América central y del sur son los dos polos de salida masiva de emigrantes (hacia Europa los primeros y hacia USA los segundos) nos toca padecer de lleno el problema.
  El tener fronteras terrestres o marítimas con un continente tan depauperado como es África no es muy estimulante. Sé que esto no es políticamente  correcto pero es  lo que hay. Siendo consciente de que el gran problema de la pobreza es muy real y está ahí cerquita, imagino que no es del agrado de ningún país el encontrarse físicamente  en primera línea de contención que es donde nos encontramos nosotros junto a Italia. Si preguntásemos  a los franceses, suecos o ingleses que si gustan ponerse en nuestro lugar geográfico, tan al sur, la respuesta más que oral seria gesticular (lo digo por el corte de mangas que nos obsequiarían). Dicho esto no hay más remedio que buscar soluciones prácticas que no demagógicas.
  África se aproxima ya a los 1200 millones de personas, es el continente que más crece en población y como todo sabemos el más pobre del planeta. Apenas se salva de estar, en paz social y con un desarrollo económico medianamente aceptable, una docena de países de los cincuenta y cuatro que lo componen, así que estamos empezando en esto de la inmigración, ilegal o no. Puntualizando de manera rotunda de que es un deseo  muy humano el querer prosperar social y económicamente, también huir de  guerras tribales y religiosas feroces como las que se desarrollan en muchos países de ese difícil continente; Europa no puede acoger de golpe a todos los que los que deseen marcharse sin riesgo de que terminemos todos en el caos más absoluto. Comparto la idea de los que piensan  que se debe dejar entrar por cupos controlados y con la anuencia de todos los países europeos, acogiendo cada uno según necesidades y poder económico, Se que es muy fácil y muchos lo hacen, ponerse en plan buenista  y manifestar imprudentemente las bondades de esa teoría simplista de puertas abiertas para todos,  ignorando el efecto llamada que eso conllevaría. Por ir abriendo boca; según datos de fuentes bien informadas, hay en los alrededores de la costa de Libia más de un millón de emigrantes dispuestos a entrar en Italia…como sea.
  Una avalancha de personas, millones de ellas, sin control entrando en Europa colapsaría todos los servicios públicos desde hospitales, escuelas, guarderías etc. no podríamos asegurar lo básico ni para ellos ni para nosotros. En nuestras calles el clima seria infernal de mendicidad y delincuencia y no es por animadversión simplemente porque de algo tendrían que vivir, imagino que nosotros haríamos lo mismo.
  Es verdad que se puede hacer mucho más de lo que hacemos por esta gente y habrá que hacerlo, nos va en ello el bienestar y el desarrollo conseguido hasta ahora. Creo, como otros muchos expertos que la solución está en ayudarlos en origen, es decir proporcionarles medios y tecnología para que ellos prosperen y hacerles ver que venir aquí a malvivir es un mal negocio. Este tipo de soluciones es verdad que cada vez se complica más por el atolladero religioso en que se está convirtiendo y de manera acelerada  la mitad norte de África, agravado  por la falta de líderes políticos y anarquía rampante en un montón de países cercanos al nuestro.
   Los europeos actuales no podemos sentirnos culpables de todos los males que atenazan a media África. Es verdad que nuestros antepasados se portaron muy mal con ellos cuando los convertimos en  colonias y en parte los expoliamos. Ya han pasado más de sesenta años de las últimas independencias y va siendo hora que (por supuesto con nuestra ayuda) se emancipen económicamente y prosperen en política y bienestar, se lo merecen. Aun hay compatriotas nuestros que llevan esto de la culpabilidad hasta el ridículo y pretenden que reparemos los daños que causaron Colón y sus huestes en América  hace la friolera de quinientos años. Por esta regla de tres, poco antes de que mi paisano Hernán Cortes pisara México, los toltecas del Yucatán fueron masacrados por los aztecas ¿Cómo se repara eso ¿
  Una de las incompatibilidades para un desarrollo al estilo europeo de estos países es el dogma religioso que se ha implantado en gran parte de ellos. El islam más radical (fundamentalista) como todos sabemos por experiencia  y por diferentes motivos es muy dispar con la manera de vivir occidental. Su forma de entender la vida, sin leyes civiles y todo supeditado al Corán hace imposible esto.
  En Europa hemos asimilado ya a muchos millones de africanos, entre ellos más de 17 millones de musulmanes que están casi todos integrados, con sus lógicas incomodidades primarias, aunque ahora están surgiendo algunos grupos o individuos radicales que reniegan de nuestra civilización e incluso atentan contra nuestras costumbres y manera de vivir.
  Hay otras opciones de convivencia que pudieran permitir una coexistencia pacífica y provechosa entre el norte laico europeo y el mundo musulmán africano, consistiría en comprender por nuestra parte su idiosincrasia sin pretender que emulen nuestra civilización. Lo de la alabada primavera árabe fue un fiasco por querer uniformizar pensamientos y culturas tan diferentes. Tenemos que ayudarles, tienen derecho a vivir en paz, pero respetando sus mil quinientos años de historia y tradición.
  De todas formas y bajo mi punto de vista, hoy en día, con la globalización en todos los órdenes de la vida, economía, empleo, educación etc. todas las regiones del mundo se comportarán como grandes vasos comunicantes y al final habrá un trasvase de efectivos de unas zonas a otras, es decir de las pobres a las ricas. Acabaremos todos igualados;  ya ha pasado en parte con China y otros países. Tarde más o tarde menos sucederá lo mismo con África. Quizás en asuntos de creencias religiosas sea diferente, en esto no me atrevo a vaticinar.
                                                                                           Joaquín Yerga
                                                                                             02/05/2015

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