A propósito de la vida.
La
vida es efímera. Disfrútala al máximo, total, no vas a salir vivo
de ella.
(Anónimo)
Murió
hace poco la persona mas vieja del mundo, que no era otro, por
cierto, que nuestro compatriota Francisco Núñez. Ahora
otro habrá ocupado ya su lugar. Tenia ya, el hombre, 113 años y
según e´l había llevado una vida rural y tranquila, aunque
participó en varias guerras como en la de África o la Guerra Civil.
Nos aseguraba en una entrevista reciente que nunca tuvo enemigos
declarados y que comía sano. Evidentemente debía tener, además de
todo eso, un cuadro genético envidiable.
Al
hilo de esta anhelada, por todos, longevidad y aun sabiendo que ahora
y por diversos motivos vivimos más, no sé si somos realmente
conscientes de la insoportable brevedad de la vida. A mi humilde modo
de ver las cosas deberíamos actuar de otra manera, más inteligente
si cabe, yo lo intento. Me explico…
Todos
hemos sido testigos alguna vez de episodios inconcebibles de
personas que se complica la vida sin necesidad ni fundamento. Por
lógica esas osadías no les ayudarán a vivir más años. Me estaba
acordando del pamplinas de Puigdemot y sus compinches, que
moraban felices haciendo lo que les daba la gana en sus respectivos
terruños, y ahora, o están fugados vagando extraviados por Europa o
en la cárcel y sin esperanza de ver la luz del sol durante años. Y
todo por su mala cabeza. Ya nos decía el poeta romano Lucrecio en
el siglo II a.c.: ¡Oh míseras mentes humanas! ¡Oh ciegos
corazones! ¡En qué tinieblas de la vida, en cuán grandes
peligros se consume este tiempo, tan breve! ¿Nadie ve, pues, que la
Naturaleza no reclama otra cosa sino que del cuerpo se aleje el
dolor, y que, libre de miedo y cuidado, ella goce en la mente un
sentimiento de placer?
También
sabemos de gente que lleva una existencia de escasez y penuria
pudiéndose permitir una vida mejor. Y no solo es cuestión de una
deficiente política económica doméstica la que impide a muchos
disfrutar más y mejor de los pocos años que estén en este mundo
(el único del que tenemos pruebas fiables) también son legión los
que los pasan estresados, malhumorados, o equivocados debido a los
pequeños ajetreos diarios causados la mayoría de ellos por asuntos
intrascendentes.
Otras
veces son cuestiones morales, arcaicas costumbres, o estériles
orgullos lo que nos impide a los seres humanos ser felices. Nos
obcecamos, conscientes o inconscientemente, en colocar barreras
a los accesos a ese placer que es vivir satisfecho con uno mismo. ¿A
cuántos buenos momentos hemos renunciado torpemente en la familia,
en la pareja o incluso entre las buenas amistades por equivocaciones?
¿Y por soberbia o vanidad? Después, con el paso del tiempo
aparece el amargo arrepentimiento cuando ya ni el tiempo ni las
personas queridas son recuperables.
Todos
conocemos, así mismo, personas envidiosas, un mal muy extendido
en España (nuestro pecado capital según algunos).
Individuos que se han amargado su existencia y la de todos los que
les rodean de forma infame, criticando o indisponiendo unos contra
otros ante su complaciente mirada, creyendo erróneamente con esto
obtener el mayor gozo. Evidentemente con esta insana actitud no es
posible una larga y apacible vida
Dicen
quien sabe de esto que para aprovechar la vida al máximo lo más
indicado, sin duda alguna, es adquirir más cultura y conocimientos.
También la experiencia, aunque esta última siempre llega tarde y
sin las dos premisas primeras a menudo no fructifica. ¿Sabían que
los individuos mas sabios son más longevos?
La
vida es muy corta, no descubro nada nuevo con esto, lo sé, y por eso
hay que aprovecharla toda ella disfrutando con los grandes
acontecimientos que nos sobrevienen, pero también y sobre todo
porque son más de las pequeñas cosas de cada día. Todo tiene su
justa importancia, debemos relativizar, a veces, sucesos que nos
parecen increíbles, y atender o escuchar peticiones o demandas a
menudo insignificantes. Para mejor discernir lo uno y lo otro
necesitamos sobre todo mucha sabiduría.
Estos
tiempos que nos ha tocado vivir se podrían considerar poco aptos
para la felicidad. La vida ajetreada, el atroz individualismo y la
soledad, son contraproducentes para una buena vida afectiva, es
cierto, pero tenemos por contra a nuestro alcance suficientes
recursos de todo tipo para que, bien administrados y debidamente
aplicados, rocemos el bienestar emocional. Me estaba acordando de la
cantidad y calidad de fármacos para combatir el dolor y la
enfermedad, de aparatos electrónicos que nos facilitan la vida
cotidiana o de los mayores conocimientos físicos y psíquicos de la
historia a nuestro alcance. Decía también Lucrecio (en una época
en que los romanos estaban agitados como nunca por la ambición, la
codicia y la lucha por el poder) que con bien poco basta para
conseguir la felicidad, si tenemos la adecuada disposición de ánimo.
Según
encuestas los países más pobres (si no están sumidos en algún
tipo de conflictos) son los más felices de la tierra, pero también
es cierto que la felicidad es un concepto muy subjetivo. Sin ir más
lejos a esto último se contrapone el deseo y afán de emigrar de la
gente más pobre y sin recursos a los países más ricos e
industrializados, en teoría mas infelices.
Dicho
queda...
cosasdejoaquinyerga@blogspot.com
02/01/2018
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