Para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión.
(P.Auster)
La democracia es la necesidad de doblegarse de vez en cuando
a las opiniones de los demás.
(W.Churchill)
El día 24 de este mes
de Mayo, lo que es lo mismo mañana domingo, volvemos los españoles a expresar
nuestra opinión en las urnas y elegir por tanto quien queremos que nos gobierne, esta vez en los parlamentos autonómicos
(excepto las regiones llamadas históricas) y los ocho mil y pico ayuntamientos
de toda España.
Este histórico día, como todos en los hemos
votado desde que podemos hacerlo, debe transcurrir como dicen siempre como una
fiesta de la democracia. Bien es verdad que un país verdaderamente democrático
no solo es el que se les permite al pueblo ejercer el derecho al voto una vez
cada cuatro años (más o menos, salvo adelanto electoral cuando se puede); un sistema democrático asentado es mucho más que eso.
Un país, en donde sus
ciudadanos libremente elijen quien les gobierne es una bendición y un hito en
el desarrollo humano pues no todos
pueden hacerlo y además es la única forma que hemos inventado(hasta ahora) para
que absolutamente todos sus habitantes se sientan representados. Como todos
sabemos, a lo largo de la historia de la humanidad, e incluso hoy en día, han
existido diferentes maneras de dirigir o gobernar una ciudad, un pueblo o una nación
con o sin la complacencia de los
gobernados.
Aun existen en el mundo monarquías absolutas, dictaduras,
oligarquías etc. que son formas de tomar el poder de una parte de la población
para imponer al resto sus políticas, la mayor parte de ellas dirigidas a
beneficiarse ellos mismos y/o una parte exigua de los ciudadanos. Luego está la
que ideó Platón (filosofo griego de la antigüedad) y que plasmó en su obra La República, en donde sugería (en su
ciudad ideal) que gobernaran los más preparados (para él, la aristocracia).
Estaría compuesto este hipotético gobierno por los filósofos más sabios del
momento. Hoy en día seria extrapolable a un gobierno de tecnócratas, es decir según
diría el padre de la filosofía occidental deberíamos dejarnos administrar por los más expertos en cada negociado.
Hasta llegar a lo que predomina hoy en la mayoría
de países del mundo en la manera de regirnos, es decir Democracia,
han tenido que pasar muchos siglos (excepto en la antigua Grecia, aunque imperfecta,
se estableció en el siglo V,a.c.), la mayoría de ellos de sufrimientos del
pueblo, de luchas desiguales contra poderes omnímodos y un desarrollo cultural y humano inaudito.
La Democracia, (como dijo aquel estadista y político inglés, autor
de tantas frases memorables W. Churchill)
es el menos malo de todos los sistemas inventados, por supuesto tiene defectos
pero hasta ahora ningún otro mejora el hecho de que todo el mundo puede
participar, aunque después haya que hacer pactos para gobernar porque el criterio
del pueblo no es uniforme. Incluso en
este supuesto los que no ganan tienen su papel que representar que no es otro
que controlar al más votado y generar alternativas posibles para próximas
elecciones.
En el mundo democrático
se pueden dar diferentes formas de aplicar el sufragio sin menoscabar la participación de todos.
Tenemos sistemas presidencialistas, republicanos, monarquías parlamentarias
etc. cada país elije el suyo como mejor le conviene, por tradición unos o por emulación
otros. En nuestro caso, España, elegimos por tradición, la monarquía parlamentaria,
(regenerada y depurada). Hemos tenido a lo largo de nuestra historia monarquías
absolutas de todo tipo que han ido derivando con el transcurrir del tiempo a monarquías blandas hasta llegar a la
parlamentaria actual en donde el rey pinta poco.
Aquí en nuestro país,
como en casi todos los países grandes, la democracia es representativa, es
decir elegimos a unos ciudadanos con ideas similares a las nuestras para que
apliquen en el parlamento y por ende en el gobierno políticas y propósitos que
nos son afines, también defiendan de alguna manera nuestros intereses económicos, sociales o
éticos.
Mañana, cada uno con sus ideas, todas
respetables, debe ir a depositar su voto para elegir sus representantes en el
ayuntamiento y comunidad, ese es el mayor cometido de nuestra democracia.
Gobernará posiblemente el partido más votado porque es la mejor manera de
entendernos, respetando todos las normas que nos hemos dado para poder vivir en
paz y armonía. Cuando somos muchos y cada uno es único en sus creencias e
ideales no hay otra forma. Lo bueno de este sistema también es que podemos
cambiar a nuestros gobernantes, si una mayoría cree que no lo han hecho
correctamente, dentro de cuatro años; mientras démosle una oportunidad. Un buen
demócrata debe respetar y acatar los resultados de las urnas por mucho que estas
discrepen de sus deseos. Hay una frase que resume la esencia de la democracia,
la dijo a un rival el gran filósofo y ensayista francés Voltaire:
No estoy en absoluto de acuerdo con tus ideas pero daría mi vida por tu derecho
a defenderlas.
El lunes por la mañana sabremos todos los
españoles quienes son los lideres y partidos que van a administrar nuestras instituciones más cercanas
(autonomía y ayuntamiento). Unos repetirán mandato porque sus conciudadanos entenderán
que los han hecho bien y en otros lugares políticos nuevos, quizás de nuevos
partidos, dispondrán de cuatro años para gestionar lo mejor posible nuestros
impuestos, que en definitiva de eso se trata.
Al resto de ciudadanos no nos quedará otra que estar atentos por si en
el 2019 toca arrepentirse de lo votado o por el contrario acertamos.
En esto de votar dudo que se pueda aplicar la
frase que le dicen al torero al comenzar
la faena, ¡Suerte y al toro!, más
bien estaría en línea con lo que solemos comentar ante un buen partido de
futbol: ¡Que gane el mejor!, aunque imagino
que todos deseamos que ganen los nuestros.
Joaquín Yerga
23/05/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario