martes, 1 de julio de 2014

Bipartidismo




Aunque el bipartidismo hoy en día no esté precisamente de moda creo que a nosotros no nos viene mal. España no es como Italia donde la política va por un lado y la economía por otro, de hecho aquí llevan décadas en desgobierno y sin embargo el país sigue creciendo y aun situado entre los siete países más ricos del mundo en PIB.  Aquí, en nuestro país necesitamos estabilidad gubernamental  y si es posible mayorías absolutas, lo digo así de rotundo.
  Puede sonar mal  pero a los hechos me remito. De los cuarenta años que llevamos de democracia  y en los que tanto hemos prosperado, una gran parte de ellos han sido con mayorías  parlamentarias, bien del Psoe o del PP. Creo que con esta composición de las cámaras se pueden aprobar leyes que siempre estarán redactadas con buena intención, en provecho de la mayoría de los españoles y sin necesidad de componendas con minorías nacionalistas insolidarias o partidillos de ideología extrema o peregrina.
  Es verdad que en los últimos años los dos partidos mayoritarios  con posibilidad de gobernar han defraudado a gran parte de los ciudadanos, se ha cometido muchos abusos y una pequeña proporción de políticos de estos dos partidos están imputados o directamente condenados por malversación de caudales públicos o por financiación ilegal, pero eso ha sido posible por dos grandes realidades: una, las dos décadas de vacas gordas en donde todo valía (en todos los estamentos de la sociedad, no solo en el plano político) y dos, estos partidos llevan gobernando cuarenta años entre los dos, en la administración central, autonomías y ayuntamientos, por lo tanto son los únicos que tienen poder y con ello posibilidad de delinquir. Está claro y el tiempo lo demostrará que todo el que toque moqueta  es susceptible de ser corrompido sea de cualquier ideología o partido político, esta anomalía se da en las personas no en las instituciones.
    En la mayoría de países desarrollados y estables del mundo predomina las dos consabidas y naturales tendencias de carácter político-social;  derecha e izquierda o lo que es lo mismo conservadores  y progresistas. Agrupados así diluyen radicalismos peligrosos en ambas partes, absorben y centralizan a los extremos.
    El partido conservador en España (PP) aglutina a todo el espectro de la derecha, desde el liberalismo más individualista hasta los neonazis, pasando por los cristianodemócratas, nostálgicos de la dictadura, monárquicos etc. sin olvidar algunos republicanos suaves. Estos son partidarios de la mas estricta aplicación de las leyes anti delincuencia, del orden, de la propiedad privada, de minimizar el estado,(porque así habría menos gasto y se pagarían menos impuestos). Habría que tener en cuenta que los posibles votantes de esta ideología serian los más pudientes: empresarios, ejecutivos, emprendedores, clase media etc., es decir los que más tienen que perder pues poseen más patrimonio y mejores sueldos, también son los más activos, creativos y los que más arriesgan.
   En el terreno religioso, los católicos más fervientes, por otra parte mayoría en España, junto con los menos practicantes, encuentran en la derecha su ideario más afín, se incluye entre los primeros los antiabotistas, precisamente por cuestión confesional. También han sido siempre, por lo menos a priori, los más patrióticos, defensores de una nación única, central  y con el castellano como principal idioma .Todo esto es real, pero hay otros españoles que están surgiendo y cada vez son más numerosos, que votarían a un centro derecha con veleidades proabortistas, aconfesional y federalista.
   En el Psoe , el otro gran partido, la otra pata del bipartidismo reúne en su seno solo a parte de la izquierda, se pudiera decir que los moderados, partidarios de la propiedad privada pero con un estado grande mas redistribuidor de la riqueza. Encontraría su fuente de simpatizantes entre los jóvenes, en sectores rurales del sur y en los medios urbanos menos acomodados, ávidos de incentivos de todo tipo.
    El gran problema que se encuentra actualmente esta parte de la izquierda moderada es la pérdida de sus ideales ancestrales. Una vez derruido el muro de Berlín y mostrado al mundo occidental, incluidos nostálgicos socialistas, el panorama tan desolador que había en los antiguos países comunistas, se acabó de golpe con la utopía, sostenida durante siglos, de un mundo justo en donde todos los ciudadanos sean iguales, sin ricos ni pobres. Estos países por cierto, solo lo habitaban gente pobre y sin derechos.
    Una vez demostrado que el menos malo de los posibles sistemas de gobierno, el capitalista democrático, donde la propiedad privada es el motor que moderniza y hace progresar al mundo, no hay argumentos de peso que mueva masas de votantes, como antaño, a favor de las doctrinas mas de izquierdas o totalitarias.
    La izquierda por tanto, perdida la batalla de la economía, ha tenido que buscar nuevas metas para ilusionar a su gente entre las que encontramos: la ecología, los derechos humanos en el mundo, la igualdad de sexo etc. todas muy loables pero también algunas muy equivocadas, sobre todo en España, como son por ejemplo la indefinición, por no decir en muchos casos el apoyo incomprensible a nacionalismos periféricos, egoístas y  racistas y la consiguiente aptitud absurda y vergonzante a todo lo español, esto ha hecho que muchos no sepan dónde está su sitio.
    La otra izquierda, más radical, curiosamente casi desaparecida en la mayoría de países desarrollados, aquí en España, aprovechándose de la crisis y de que nunca han gobernado, con lo pueden jugar con pólvora del rey, está en auge, incluso nutriéndose de los desencantados del socialismo moderado con lo que la pata izquierda del bipartidismo está quebrada y eso no es bueno para los intereses del país.
    A mi entender, después de todo lo que ha pasado y aprendida la lección, al igual que en el resto de países importantes, en el bipartidismo esta el futuro. Con unos partidos políticos reagrupados en dos grandes bloques: conservadores y progresistas, pero honestos, transparentes y con ideas claras.
  La delgada línea que separa estas dos ideologías debe ser mínima porque el mundo moderno no da para mas; en todas partes de occidente  son proclives a un capitalismo moderado y democrático, con respeto a los derechos humanos, estado laico, leyes justas e igualitarias y seguridad jurídica para mercadear en este mundo globalizado.
  La consabida cita de que los extremos se tocan, nos da una idea de lo nefasto que seria para la unidad de España y para un desarrollo sostenible de nuestro país, el que algún día nos encontremos con un mapa político compuesto de multitud de partidillos radicales sin posibilidad de pactos, ofreciendo cada uno el oro y el moro  y haciéndolo ingobernable, seria pasto de nacionalismos periféricos, de tendencias bananeras o demagogos antediluvianos. El retroceso seria considerable,  ¡que dios nos coja confesados si eso ocurre!

                                                                                                                 Joaquín Yerga
                                                                                                                         01/07/2014


No hay comentarios:

Publicar un comentario