El
paro
Allí donde hay una empresa de éxito, alguien se
arriesgó y tomó una decisión valiente.
(Peter Drucker)
Según todos los analistas es más fiable la encuesta porque en esta se pregunta a la gente si quieren trabajar y no hay cortapisas para contestar, mientras que en la segunda dicen los expertos que muchos no se apunta por dejadez o aburrimiento. En mi opinión las dos son validas, pero es más fiable la segunda. Creo de veras que el desempleado real sí se apunta donde haga falta, pues son muchas las ventajas de hacerlo. Primero, para volver a trabajar es requisito indispensable estar dado de alta; segundo, para cobrar cualquier tipo de prestación también, e igualmente tercero, para futuras gestiones, ayudas, subsidios etc. Por lo tanto los que aparecen en las listas del instituto son de verdad parados con intención de volver al tajo. En la encuesta aparecen, además de los del inem, los que le gustaría trabajar algunas horas pero sin mucha convicción, jóvenes que están estudiando y no les importaría trajinar media jornada pero siempre que fuese compatible con sus estudios etc.
Ojala hubiese trabajo para todos y si fuera posible del gusto de cada uno, pero debemos ser conscientes de que en este país eso es imposible.
España es un país<< Sui generis>> en materia laboral, ni en nuestros mejores tiempos bajó el paro del 10%. Holanda o Alemania, por poner algún ejemplo apenas llega al 4%, aún con la crisis. No somos ni hemos sido nunca un país industrial, nuestra forma de vida ha estado enmarcada siempre dentro del sistema primario (agricultura y ganadería),excepto algunas zonas del norte (Cataluña y País Vasco) que concentraban la única industria existente.
Esta endémica falta de industria se debió a mi entender a varios factores, el más significativo, el atraso cultural que aún hoy día colea. Perdimos el tren de modernidad al no engancharnos al de la revolución industrial que se afianzó en casi toda Europa en el siglo XIX; culpables: posiblemente el catolicismo exacerbado y una monarquía egoísta y obsoleta. También contribuyó la nefasta distribución de las tierras de cultivo: latifundios en manos de unos pocos terratenientes ociosos en el sur y minifundios en el norte que apenas producia para abastecer a la familia; esto impidió el nacimiento y desarrollo, aún en este sector, de industrias manufactureras como cooperativas productivas, fabricación agroalimentaria etc. que sí cuajó en otros países.
Durante el franquismo y sobre todo en sus dos últimas décadas, hubo un tímido proceso de industrialización en una época en que todavía eran pocas las naciones desarrolladas en el mundo y nos podíamos permitir algunos << lujos >> como el establecimiento de unas leyes muy generosas para los nuevos trabajadores fabriles, la mayoría llegados a las ciudades de zonas rurales. Contribuyó también a la superprotección de los asalariados, el temor de los dirigentes franquistas a revueltas y su posible contagio a cuestiones políticas, en un país con una dictadura controladora y rodeado de países democráticos.
La mayoría de estas leyes tan benignas las asumieron y las hicieron suyas los nuevos sindicatos de clases una vez iniciada la transición y a pesar de ser normas del régimen, eran beneficiosas para los trabajadores, aunque no tanto para España en general como se demostrado estos últimos años.
Ahora, en un mundo globalizado donde la mayoría de los productos manufacturados se elaboran en países emergentes y lamentablemente en unas condiciones deplorables en materia de seguridad y salarios, se hace imposible fabricar aquí con estas prebendas y derechos adquiridos por nuestros trabajadores durante el tardofranquismo y principio de la democracia. Todos pensamos, por ejemplo en contratos fijos casi de por vida, cuarenta y cinco días de salario por año trabajado etc.
Es justo y razonable que todos queramos seguridad y bienestar, pero el mercado ha cambiado y hay que adaptarse a los nuevos tiempos. En mi opinión solo hay dos opciones, o nos devaluamos (es lo que está sucediendo, congelacion salarial, mayor productividad etc.), para fabricar más barato y poder competir con los tigres asiáticos y otros, o invertimos en I+D y confeccionamos productos competitivos apoyados con las nuevas tecnologías. Me temo que esto último nos va a costar más pues somos un país dependiente en patentes, no tenemos marcas propias, aquí hemos seguido a rajatabla con la máxima que ya sentenció Unamuno hace ocho décadas << Que inventen ellos >>.
Otros de los factores negativos para la creación de puestos de trabajo y por lo tanto reducir paro es la cultura gregaria que nos caracteriza, anhelamos seguridad y conformismo y esto esta reñido con la innovación y prosperidad. Por desgracia estamos a la cabeza en Europa en este mal.
Contrasta con los norteamericanos o los europeos del norte las respuestas de nuestros compatriotas a encuestas hechas con rigor sobre el tema laboral y social, (al fin y al cabo todo esto es materia cultural). Cuando a los españoles se le pregunta por su futuro en estos menesteres contestan: (80%) le gustaría ser funcionario, por seguridad y estabilidad más que por salario. A los gobernados por el presidente Obama , justo la proporción contraria.
Otro de los factores negativos que dificulta un mayor desarrollo económico y que nos aflige es la pésima imagen de los empresarios que tenemos. Ahora, hasta le cambiamos el nombre para no estigmatizar a los pocos que se atreven a montar algún negocio, le llamamos <<emprendedores>>.
En España la población no es consciente de lo necesario e indispensable que son los empresarios. Son ellos y no el gobierno los que crean riqueza y puestos de trabajo, los que pagan más impuestos;aunque pueda parecer lo contrario. Según hacienda el pasado año el 20% de la población, es decir unos pocos (aquí se incluye ejecutivos, empresarios y grandes fortunas) pagó el 75% de los impuestos del estado). No nos equivoquemos, los trabajadores menos cualificados, los parados,los jubilados etc. pagamos muy poco y a cambio recibimos más. Un simple apunte, el coste anual de un niño en un colegio público cuesta al estado 6000 euros.
Termino con un pequeño resumen,quizás no políticamente correcto, en nuestro país necesitamos muchos empresarios o emprendedores, como le queramos llamar. Hay que mimarlos y darles todas las facilidades del mundo para que creen empresas de cualquier tipo. Trabajadores, asalariados, dependientes o jornaleros, por desgracia sobramos muchos. Exigir a los demás o al estado trabajo <<digno>>, está muy bien, pero primero hay que empezar por nosotros mismos.
Acordémonos que muchos de los pequeños o grandes empresarios comenzaron y comienzan arriesgando su poco dinero o hipotecando sus bienes; otros se arruinaron y por supuesto tendremos que repudiar esa falsa imagen de empresario igual a corrupción que tenemos de ellos aquí en España; esta lacra existe en todas las capas de la población y en todos los sectores de la sociedad, y no es por imitar la frase que dijo el presidente del gobierno en una interpelación en las cortes hace unos días, pero es que viene <<a huevo>> para el tema, <<El que esté libre de pecado que tire la primera piedra>>. Me temo que cogerían en un taxi los españoles que podrían tirarla, yo desde luego que no.
Joaquín Yerga
25/01/2014
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