domingo, 3 de marzo de 2024

El borracho de mi pueblo

                                                                                     


     


Heme aquí junto a tu sepultura,

Hermegarda,

para llorar tu carne pobre y pura

que nadie de nosotros vio pudrirse.

Otros vendrán lúcidos y enlutados,

sin embargo yo vengo borracho,

Hermegarda, yo vengo borracho.

Y si mañana encuentran la cruz de tu tumba

caída en el suelo,

no fue la noche, Hermegarda,

ni fue el viento.

Fui yo.

Quise amparar mi ebriedad en tu cruz

y rodé por el suelo donde reposas

cubierta de margaritas, triste todavía.

Heme aquí junto a tu tumba,

Hermegarda,

para llorar nuestro amor de siempre.

No es la noche, Hermegarda, ni es el viento.

Soy yo

--Ledo Ivo--



"In vino veritas", en el vino está la verdad, decía el historiador romano Plinio el Viejo.. 



Si hacemos caso a la Biblia, fue el mismo Noé quien plantó las primeras vides al salir del Arca, y luego incluso se emborrachó al beber más de la cuenta, con lo que fue el primer borrachuzo de la historia en coger una cogorza..

Para los romanos tenía tanta importancia el vino que hasta se inventaron un Dios para él, Baco, y menudas juergas se traían en su festividad. 

En España fueron ellos, los romanos, los que plantaron las primeras cepas.. Pero bebían un vino mucho más peleón que el que bebemos ahora.. Para llegar hasta el grado de calidad de los nuestros han hecho falta muchos años, mucha dedicación y mucha técnica, y mucho francés, por cierto, que son los que han revolucionado el asunto..

Si os dijera que un buen catador de vino distingue hasta cien características diferentes en un sorbo de vino ¿os lo creeríais? Pues es cierto, existe todo un vocabulario del vino que sólo los muy entendidos conocen. 

En un pequeño trago de vino un catador nos puede decir que el vino es: Acerbo, Aceitoso, Abocado, Afrutado, Ahumado, Aguja, Amable, Armonioso, Austero, Elegante, Fatigado, Nervioso, Equilibrado, Rustico, Vainilla, Oxidado, etcétera, etcétera. Y por supuesto ponernos al corriente del lugar de donde procede y el año de la cosecha..

Lo dicho, éste del vino se ha convertido en un mundo elegante, de alto copete, no distingue sexo (cada vez más mujeres entran en él) y por supuesto nada tiene que ver con aquellos rancios vinos de las añejas tabernas de entonces y los pobres viejos alcoholizados de pueblo que todos tenemos en mente.. 

Ahora cualquier restaurante que se precie debe tener su carta de vino, y nosotros saber el mejor maridaje con lo que vamos a comer. 

Claro que yo con un "Riberita del Guadiana", joven, curado en roble, de cinco o seis eurillos la botella me voy apañando.. 

Joaquín



                                                                                  





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