domingo, 10 de marzo de 2024

Se casaron con quien no debían, pero volvieron a reencontrarse

                                                                                   



Yo la amé, y era de otro que también la quería.

Perdónala, Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,

nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo,

mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría...

Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

--José A. Buesa--



Alice era una joven casada y encantadora, pero ligerita de cascos. Tanto lo era que tuvo hijos de tres hombres diferentes. Y resulta que una de ésas hijas todo el mundo sospechaba (con fundamento) que era hija de Eduardo, príncipe de Gales. Pasado el tiempo, y muchos revolcones sexuales después, vino al mundo una bisnieta de Alice; le pusieron de nombre, pasmaos: Camilla (Parker-Bowles)

Y qué paradoja, resulta que el actual Príncipe de Gales, Carlos de Inglaterra (el de las orejas infinitas, y ahora rey) tuvo el mismo bisabuelo que su actual querida esposa Camilla, el tal Eduardo VII,

Ciento cincuenta años después se repite la historia. 

Fijaos: 

En 1885, Eduardo VII, Príncipe de Gales, (apodado el Acariciador) conoce a su amante mas experimentada, a la inteligente y bella Alice Kepper. En 1970, otro Príncipe de Gales, Carlos (el orejudo) bisnieto de Eduardo, conoce a su querida mas avezada y lista, (que no bella) Camilla Parker-Bowles, bisnieta de Eduardo y de su amante Alice, ¡Menudo embrollo!.

Camilla conoció al tímido e inexperto Carlos al terminar éste un partido de polo del que es muy aficionado; estaba sudoroso y cansado. Camilla buscó la excusa perfecta para saludarlo y contarle lo de sus antepasados comunes. Por supuesto, Carlos, se quedó prendado de su osadía e inteligencia. A partir de entonces quedó rendido a sus píes.

No obstante, Camilla estaba muy enamorada del capitán Andrew Parker-Bowles. Se dice que ésta tonteó con Carlos para darle celos a Andrew. Seguro que hay mucho de cierto en todo esto.

Carlos Camilla se hicieron amantes, pero tuvieron que verse a escondidas, pues ella, a ojos de la puritana sociedad inglesa, era plebeya. Acordaron dos bodas, Carlos con la supuesta bobalicona Lady Dí, y Camilla con el capitán Andrew.

Parece ser que Carlos lo pasó muy mal con el bodorrio de ella, señal de su enamoramiento. Aun así jamás dejaron de verse y de llamarse tres o cuatro veces al día por teléfono. Después del accidente y muerte de Lady Dí, (que todos conocemos al dedillo) la cosa, por fin, se les puso a huevo a la pareja. Y ya sabemos del desenlace final. 

Camilla ha tenido una vida sexual activa y prolífica, con lo que es una experimentada amante. Asunto, por cierto, que le ha venido bien al tontorrón de Carlos que era un poco pacato en estos menesteres.

Como veis, el episodio se repite con aquellos antepasados de la época victoriana, pero los personajes, a pesar de ser parientes, no son comparables. El bisabuelo de Carlos, Eduardo VII, era un consumado fornicador. No así su bisnieto Carlos que es más bien timorato en estos verdes asuntos. Tan solo Camilla ha heredado la soltura amatoria de su bisabuela, la bella y avispada Alice Kepper.

Dicho queda…

Joaquín 







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