sábado, 13 de enero de 2018

El actor, su mujer y otras cosas de meter.




La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la Estatua de la Libertad.
(W. Allen)


Estaría a cumplir 130 años y doy por sentado que hoy en día pocos se acuerdan de él, pero sepan que hubo un tiempo que fue el rey de la comedia y del entretenimiento. Durante más de veinte años reinó absolutamente en el mundo del cine. Su nombre Charles Chaplin, pero todos lo conocemos como “Charlot”.
La fama y el prestigio de Charles Chaplin llegó tan lejos que las grandes multitudes le agasajaban y se daban de tortas por conocerlo. Allá donde iba, en los aeropuertos, en las estaciones del tren o en los cines de medio mundo se agolpaba el gentío para verlo. Sin embargo a pesar de la enorme popularidad que obtuvo y del mucho dinero que ganó, sus orígenes fueren muy humildes.
Su padre fue un cantante de garitos de medio pelo que acabó alcoholizado y murió de cirrosis. Su madre una mediocre actriz de variedades que por azares de la vida acabó medio loca. Ambos se separaron siendo el pequeño Charlie muy niño. Después y como consecuencia de la mala relación de ambos y de su declive tanto físico como económico se vieron abocados, él y su hermano Sidney, mayor que él, a casi mendigar por las calles de Londres, su ciudad.
Charlie había trabajado alguna vez con su madre en el teatro y de ahí le vino la vena artística. Con diecinueve años entró a trabajar con la compañía de teatro de comedias de Fred Karno e hizo con ella giras por Inglaterra y por Francia. Más tarde cruzaron el charco a los Estados Unidos, y esa fue su suerte… Al ver a lo lejos el puerto de Nueva York, se cuenta que gritó emocionado ¡América, he venido a conquistarte!.. Y tanto que lo hizo.
Una vez en los Estados Unidos recorrieron todas las ciudades importantes con su compañía de teatro, hasta que un productor se fijó en él y le ofreció un pequeño papel de actor. Pero tenía que trasladarse a un pueblecito llamado “Hollywood” (Bosque encantado) situado al norte de Los Ángeles. Hollywood era entonces una pequeña aldea en donde algunos arriesgados cineastas habían montado unos pequeños estudios para rodar cortometrajes huyendo de las garras de la compañía de Thómas Édison, que tenia la patente de las rudimentarias cámaras de cine.
El primer año de su estancia en California rodó unas treinta y cinco películas cortas, como se hacían entonces, y se inventó el papel de “Charlot”, el vagabundo poeta y soñador, un tipo solitario que con su bombin y su bastón se mete en todos los fregaos pero que tiene muy buenos sentimientos. El éxito fue tan fulgurante que se montó su propia compañía de cinematografía, la United Artist, con dos socios importantes y que ya habían triunfado en el cine, el actor Douglas Fairbanks y la actriz Mary Pickford.
A partir de la crear su propia empresa su fama subió como la espuma y se hizo de oro. Rodó montones de cortometrajes y la gente aclamaba por medio mundo sus películas. Ni que decir tiene que con solo veintiséis años ya era multimillonario. De la noche a la mañana se convirtió en la estrella mejor pagada de todos los tiempos. Pero con la entrada del cine sonoro su buena estrella fue declinando paulatinamente.
Siendo ya rico y excelente productor de cine, rodó su mejores películas. La Quimera del oro, Luces de la ciudad, Tiempos Modernos, Candilejas, o El Gran Dictador, (parodiando a Hitler) son cintas que aun hoy están consideradas obras maestras.
Pero si como artista de cine fue un genio, su vida privada y sexual no le fue a la zaga. El tío fue un mujeriego y conquistador de tomo y lomo. Se dice que llegó a acostarse con más de dos mil mujeres. Se casó cuatro veces y entre sus amantes reconocidas se contaban las mejores actrices del momento como Edna Purviance o Paulette Goddard. Para hacernos una idea del buen gusto del actor para con las mujeres les cuento unas suculentas anécdotas...
Cuando se casó por primera vez andaba liado todavía con la actriz Edna Purviance (sale en muchas de sus películas). Su futura mujer Mildred Harris, tenia solo 16 años, él más de treinta. Se divorciaron solo meses después.
No mucho mas tarde conoció a otra actriz, Lita Grey de 16 añitos, él sin embargo pasaba ya de los treinta y cinco. Un año después vino el divorcio con escándalo incluido, ella le demandó por crueldad mental y le sacó una importante suma, mas de un millón de dólares de la época.
En 1932 con 42 años protagonizó junto a la bella Paulette Goddard la película, “Tiempos Modernos” y encandiló a la chica de tan solo 20 primaveras. Se casaron en China y se divorciaron en Los Ángeles tres años después. Por supuesto entre casamiento y casamiento hubo de todo, desde demandas por paternidad a romances sonados con mujeres de todas edades y condición .
Su último matrimonio fue un escandalazo en América, la elegida, Oona O´Neill de tan solo 17 años, Chaplin rondaba ya los cincuenta y cinco. Ella era hija del gran escritor y premio Nobel de literatura, Eugene O´Neill, que se opuso, sin mucha suerte por cierto, a la boda.
El matrimonio con Oona fue el más duradero de todos, y fueron muy felices. Ella estaba coladisima por el actor, la prueba es que tuvieron nada menos que ocho hijos, entre ellos a nuestra querida y conocida Geraldine Chaplin, que ha trabajado tanto en España con Carlos Saura. A partir de este enlace el actor se enmendó en estos, siempre espinosos asuntos amatorios.
Charles Chaplin murió en 1977 en Suiza, donde llevaba residiendo muchos años, a los 88 años. Anteriormente tuvo que exiliarse una larga temporada de los Estados Unidos acusado de actividades procomunistas. Se había refugiado en Europa donde, por cierto, le adoraban. Unos años antes de morir viajó a Hollywood, que le perdonó sus veleidades políticas a recoger un Oscar honorifico por toda su carrera.
Sin duda, Charles Chaplin fue un genio desmesurado, tanto como artista como en su vida amorosa. ¡Qué tendría, además de unos ojos azules inmensos, dinero y fama, que tantas chicas se volvían locas por él!.. ¡Y yo con estos pelos!!
Dicho queda…
                                                                               Joaquín Yerga

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