¡Es la política, estúpidos!
La
política es tan emocionante como la guerra, y no menos peligrosa. En
la guerra nos pueden matar una vez; en política, muchas veces.
Winston
Churchill
Perdónenme
de antemano por echar mano de un enunciado tan agresivo. Solo
pretendo impactar, llamar la atención para que lean el articulo. Con
el título simplemente hago referencia a aquella frase que
utilizó Bill Clinton en su campaña electoral de
1992, y la traslado a la política, porque de eso va el asunto...
Supongo
que para empezar a hablar de política en occidente tendríamos que
contestar a las dos clásicas preguntas: ¿Qué
entendemos por ser de derechas o
de izquierdas?
Pues
les cuento...
Lo
de llamar derecha a los conservadores, e izquierda a los
socialistas y comunistas viene de lejos. Poco antes de la
revolución francesa, en 1788, el rey Luis
XVI convocó
una asamblea de representantes para intentar solucionar la enorme
deuda del estado francés. Los delegados de la nobleza y del clero se
sentaban a la derecha del rey y los del pueblo llano a la
izquierda; de ahí que a los partidos que reivindicaban más derechos
para, digamos
los humildes, se
le engloben dentro de la izquierda. Sin embargo a los partidarios de
mantener los suculentos privilegios de los poderosos, nobleza,
aristocracia, o incluso el clero (hay que recordar que estos tres
últimos estamentos no pagaban impuestos) se les cataloguen como
conservadores o derecha.
Evidentemente
esto ya no es exactamente así porque, siendo bien pensados y
partiendo de la base de que todos los partidos desean el bienestar de
su pueblo, la diferencia radica, tan solo, en la forma de aplicar las
diferentes políticas que existen.
La
izquierda sostiene unos postulados que pasan por implantar un
estado fuerte imponiendo gruesos impuestos a los mas ricos (realmente
estos serian unos pocos, el resto sería desde la clase media a la
más alta) y luego redistribuirlos entre los más menesterosos a
través de diferentes conceptos: seguridad social universal y
gratuita, también la educación y otras dádivas
como subvenciones y demás subsidios. Entiendo que esto pudiera sonar
a música celestial a mucha gente, pero según los expertos
económicos si se grava demasiado, tanto a las empresas como a
la clase media que son los más emprendedores, corremos el riesgo de
que huyan a otros lugares Además muchos
piensan que con
subvenciones a tutiplén fomentamos inactividad y conformismo.
Por
la otra parte, la derecha apuesta por un estado reducido (menos
funcionarios) en donde se precise menos dinero para costearlo, y por
lo tanto necesite recaudar menos impuestos. Evidentemente la
calidad de los servicios que se prestaría seria menor pero según su
lógica habría más dinero en poder de los ciudadanos y las
empresas, lo que conllevaría más trabajo, menos burocracia y más
libertad de emprendimiento. Estas dos maneras de entender la economía
tienen sus matices, y generalmente se aplican con estos en la
mayor parte del mundo civilizado. Si mezclamos lo mejor de la
izquierda con lo mejor de la derecha nos da como resultado las dos
versiones más utilizadas.
Si
la porción
de la izquierda que cogemos es la más importante en
esa mezcla tendríamos
la socialdemocracia. Los
países en donde más se aplican estas políticas son: Suecia,
Noruega, Finlandia, Francia o Nueva Zelanda, por nombrar los más
importantes. Por cierto, a sus habitantes no les va nada mal en
cuanto a bienestar.
Si
por el contrario lo más abundante de esa combinación es la
derecha, hablaríamos entonces de sistema conservador o liberal,
habitual en los siguientes países: Estados Unidos, Gran Bretaña,
Australia o incluso Alemania. Tampoco viven tal mal sus ciudadanos,
porque hay que reconocer que en países de gran tamaño es muy
difícil aplicar el estado del bienestar óptimo.
En España estaríamos
a medio camino pero con ínfulas de llegar a ser socialdemócratas en
cuanto tengamos dinero. Por nuestra propia idiosincrasia nos
apuntamos enseguida al todo gratis sin preocuparnos exactamente quien
paga la fiesta. Estas dos formas, y sus derivadas de entender la
economía sería el fundamento principal de la cuestión política, y
lo comprensible pues es lo que más afecta a los ciudadanos. El
dinero, y con él la riqueza de un país es clave porque todo lo
demás depende de ello. Sin dinero no hay sanidad, ni educación ni
nada.
Hasta
aquí estaría bien claro el concepto Izquierda y derecha.
Otra
cosa es lo añadido en los últimos tiempos, especialmente en nuestro
país, y que a veces me resulta incomprensible. Me
explico.
Un
ciudadano español que entendiera que la política de izquierda iría
mejor con sus intereses, además de estar de acuerdo con las
directrices económicas que marca esta ideología, debe
ineludiblemente apechugar también con lo siguiente:
Estar
a favor de los derechos de gais
y lesbianas, ser propalestino y prosaharaui, antinorteamericano,
odiar a los ricos (empresarios o
emprendedores),
anticlerical, partidario de cerrar centros comerciales y tiendas los
sábados por la tarde y domingos, partidario de meter en la cárcel
de por vida (cuando no fusilarlos directamente) a los que cometen
delitos económicos, y si
embargo de
laxitud penal con los delincuentes habituales. Ser también feminista
militante, antijudío, simpatizante del Barsa,
o del Atleti,
(hay
excepciones ¡claro!) tratar
con benevolencia a los partidos nacionalistas aunque sean de derecha
y racistas, darle repelús la bandera española, y no
identificarse con el patriotismo español, sino ser ciudadano del
mundo.
No
obstante si el españolito en cuestión, en asuntos económicos es
partidario del segundo apartado (liberal o de derechas)
inevitablemente lleva endosado también los siguientes sambenitos: De
entrada ser facha, machista, santurrón, centralista, insolidario,
racista, nazi, desmantelador de los servicios públicos, odia a los
idiomas del país que no sea el castellano, ansía que las clases
bajas sean analfabetas y pasen hambre, odia a los inmigrantes etc.
etc.
Por
mi parte me niego a asumir semejante razonamiento. No
puede ser que una persona instruida
y libre
de pensamiento y acción
tenga
que estar englobada en cualquiera de estas dos opciones
reduccionistas posibles.
Afortunadamente
yo debo ser una "rara avis" porque me puede mi espíritu libre. Y es que en economía prefiero ser liberal,
aunque no hago ascos de la socialdemocracia, partidario del mercado
libre en donde predomine lo privado porque entiendo que funciona
mejor que lo público por razones obvias, salvo las loables
excepciones de una sanidad fuerte, una educación de calidad gratuita
y unas pensiones dignas.
Así
mismo me gustaría que en España hubiese
un estado más pequeño pero fuerte, capaz de redistribuir
razonablemente la riqueza. Además
soy
un patriota sin complejos, me gusta mi país a pesar de sus defectos
que son muchos, proclive al estado actual de las autonomías pero sin
ceder ni un ápice al bien general.
En
cuestiones sociales respeto profundamente los derechos de todos
incluidos los que tienen otras opciones sexuales mas minoritarias…
¡Hasta
ahí podíamos llegar!... todo el mundo es libre de hacer con su vida
lo que guste. En religión inclinado a separarla del estado. Entiendo
que esto
entra en el terreno personal, que cada cual practique lo que desee
siempre que no perturbe al prójimo. Admiro, por
otra parte,
muchas aptitudes de los norteamericanos porque son emprendedores
y gracias a ellos tenemos internet, ipads, móviles, automóviles
y aviones modernos, medicinas punteras etc. de lo que nos
aprovechamos todos, los de derecha y también los de izquierda. No
olvidemos tampoco que gracias a ellos tenemos democracia
en Europa, su
ayuda fue vital en las dos guerras mundiales. Por el mismo motivo
aprecio a los judíos y me solidarizo con ellos por lo que han
sufrido en el pasado.
Por
seguir con el asunto debo decir que de los palestinos comprendo y
apoyo que necesiten tener su nación libre, al igual que al resto de
los musulmanes moderados que aspiran a vivir dignamente en sus
creencias como no podía ser menos, exactamente igual que el resto de
culturas y civilizaciones.
Además
idealizo
una España con
una justicia independiente, justa y rápida en la que todos seamos
iguales, sin distinción de ricos y pobres, pero apoyadas con unas
leyes quizás un poco más duras con los delincuentes reincidentes
que han optado por dedicar su vida al robo y otras fechorías, y que
amargan la
vida,
por
cierto,
a muchos confiados compatriotas. También
exijo más rigor en la persecución y penas más duras para los
nuevos delitos de guante blanco.
Considero,
también,
personas desinformadas y con poca cultura a los racistas. Se
sabe con certeza que todos los seres humanos procedemos de un
tronco común de
no
demasiada antigüedad. Nuestro cerebro, y con él,
el
99% de los genes son idénticos en cualquier raza, solo una
mínima parte de estos y por razones de adaptación al medio nos hace
diferentes, el resto es de tipo cultural o económico. Por esta misma
razón demando una igualdad absoluta entre mujeres y hombres en
derechos y obligaciones.
Así
podría seguir durante muchos párrafos más,
aunque básicamente lo que pretendo reivindicar es que una gran
proporción de españoles nos negamos a que nos encasillen en
alguno de los dos bandos o facción antes descritos. Por cierto,
soy madridista desde
pequeño, en mi barrio era lo que se llevaba (podría haber sido
igualmente del Atleti pero ya intuí los futuros disgustos jeje) así
que, seguro que muchos tendrían claro en qué bando me colocarían… O no.
Joaquín
Yerga
22/10/2014
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