lunes, 11 de abril de 2016

Libertad o sumisión

Prefiero morir apuñalado en el metro de Nueva York que de aburrimiento en las calles de Moscú.
(Felipe González)

 Por empezar por algo sólido,  digamos  que hay tres sistemas  troncales  con los que los individuos convivimos en el mundo llamado… occidental,  y que son fundamentales. De ellos depende en gran medida  nuestra calidad de vida.
 Estas  tres maneras  generalistas (comunismo, capitalismo y medio pensionista), y sus derivadas,  están sujetas  todas ellas  al tipo  de gobierno que tengamos. Me explico…
 Si el gobierno entiende (bien por  las bravas o por sufragio universal)  que lo correcto para evitar desigualdades  entre los individuos lo mejor es que todas las propiedades y los sistemas de producción estén en manos de él y que luego sea este el  que  distribuya los bienes,   estaríamos hablando de sistema comunista. Normalmente este tipo de gobierno  se impone a través de alguna revolución y los dirigentes que han accedido a él se perpetúan  en el poder.
 Esta forma  de entender la convivencia  (todos los sistemas influyen de manera determinante en nuestra manera de vivir)  tiene la particularidad de que suena muy bien. Teóricamente es una pulsión muy humana. Poca  gente estaría en contra de un sistema  que  asegure que vamos a ser todos iguales,  que no va a ver ricos y pobres.  Luego viene la realidad,  y la experiencia no dice que es una utopía porque sencillamente es  un plan irrealizable. Como decía alguien,  todos nacemos iguales pero es la última vez que lo somos. Afortunadamente cada individuo es único e inimitable por lo tanto la tabla rasa es imposible.
 El pragmatismo y la experiencia no asegura  que, en cuanto  la parte productiva de un país  depende de un estado enorme (todos son funcionarios) nadie se responsabiliza de nada. Al no tener incentivos y estar  todos igual de retribuidos y  valorados, la mayoría de los individuos se vuelven apáticos e improductivos con lo que la sociedad no prospera. Nadie se esfuerza por innovar ni por salirse el guion establecido.
 El régimen comunista (por cautela no se permite a la gente expresarse en las urnas, por lo tanto es un régimen) ha estado en uso  y vigor en diferentes países y a lo largo de muchas  décadas. El principal espejo en donde se miraban estos regímenes era la antigua Unión Soviética, estructurada de manera marxista.  Después de estos años y en comparación con el sistema opuesto (el capitalista) se demostró como un rotundo fracaso. La mayoría de la gente vivía mucho peor y con un nivel tecnológico caduco. En cuanto  aflojó  la represión se derrumbó estrepitosamente y  la población acogió el capitalismo,  con sus virtudes y defectos,  de manera alborozada.
 Ningún  país que haya vivido en el comunismo  más genuino, y haya salido de él,  ha vuelto a las andadas, más bien al contrario  se ha multiplicado en la  población el  sentimiento  más anticomunista.
  Si de libertades individuales  o de información hablamos  estos sistemas están muy escasos de ellas, le va en ello su  supervivencia.
 Otra particularidad que tienen  estos regímenes  es que al no haber medios  de información independientes  es muy difícil valorar la situación real de la población  y de sus  estructuras socioeconómicas. Países  en el mundo que sobreviven con gobiernos comunistas los hay y de diversa  índole. En Cuba,  sin ir más lejos, sabemos y conocemos, más o menos,  la escasez  de productos medianamente manufacturados y cómo la población sobrevive dignamente.  Haciendo una extrapolación  entre países y épocas seria… tal y como vivíamos en España en los años sesenta.
 Posiblemente allá en Cuba no haya de los llamados… sin techos, desplazados  o mendigos  del tipo que genera  el modelo capitalista.  Lógicamente  influye en esta deficiencia  social la fuerte competencia  productiva  que se da en un mundo libre con el inevitable desplazamiento de los más débiles. Aun así,   incluso este minoritario sector de la población (5%) debería estar protegido en sus necesidades básicas en un sistema intermedio, es decir en un capitalismo atenuado como el europeo.
 En China, otro de los países con el comunismo como sistema  de gobierno ( lo implantó Mao hace ya más de  sesenta años)  ha derivado a un modelo dual. Este modelo es,  políticamente  totalitario, es decir, sin libertad de prensa, sin posibilidad de elegir gobierno y con un férreo control policial de la población, sin embargo en lo económico permite la propiedad privada y de libre mercado, con lo que este inmenso país ha prosperado de una manera formidable.
 Entiendo que el éxito de los chinos radica en que coge lo más efectivo de cada sistema. Del marxismo su fuerte control en los medios y en las calles procurando una práctica seguridad,  y sin oposición que les rebata.  Del capitalismo la productividad de la propiedad privada.
Bien es verdad que esta prosperidad tiene sus penitencias, entre ellas,  un deterioro del medio ambiente, una explotación de la masa trabajadora y un viaje acelerado a la manera occidental de vivir. Aun así, en cuanto el nivel de vida vaya llegando a un tope aceptable todas estas deficiencias  irán mejorando y  los chinos alcanzaran el estado de bienestar europeo más  pronto que tarde. Pasó en Europa hace cien años.
 El  marxismo-leninismo debe triunfar solo en sociedades  muy primitivas y culturalmente atrasadas en donde la sumisión y  pasividad de lo colectivo camufla lo innovador y creador  de lo individual. El país sometido a un modelo de esas características termina siendo una sociedad aborregada y delatora en donde impera el pasotismo, la inanición y el atraso.
 Con el pretexto de la igualdad lo que realmente sucede es  que la Nomenclatura (los jefes) son los verdaderos beneficiarios  de las prebendas del estado. Un estado en donde al final  consiguen realizar  lo que tanto se han empeñado… que no haya  ricos. Ya seremos todos  iguales…iguales de pobres ¡claro!
 Luego está lo del capitalismo. A priori suena muy mal  pero resulta que en el capitalismo hemos vivido siempre los españoles y la mayoría de los países desarrollados del mundo, y en él estamos.
  Un capitalismo, no salvaje, moderadamente controlado por autoridades independientes para  que realmente funcione la libertad de mercado y no haya monopolios abusivos (socialdemocracia) a mi modesto entender, seria el apetecible. Este sistema es el que está asociado a una mayor democracia y con él,  y lo digo por la experiencia acumulada de siglos,  se benefician el 80% de la población (clase media). Luego  está  ese 10% de marginados (en mayor o en menor grado) o expulsados del sistema. Esto último es uno de los hándicaps que  debemos solucionar. En un sistema comunista se invierten los términos para que un 5% vivan bien (Nomenclatura y arrimados) el resto 85% sobreviven  casi en la penuria.
Por cierto,  el 100% de la ayuda al tercer mundo proviene de países capitalistas. Y no es opinión…
                                                                                                            Joaquín Yerga
                                                                                                               11/04/2016



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