Licencia para contar
--Ahorita
que te besé me comí tu chicle
--Yo
no traía chicle
--¿Entonces
qué era?
--Tengo
gripe
(Permitido hacer ascos)
Este
año cumplirá 88 años (bien llevados por cierto), mí… James
Bond favorito, Sean Connery.
Además de interpretar los mejores filmes de esta magnífica serie
policíaca, este escocés militante protagonizó un montón de buenas
películas. Entre estas hay una en la que bordó su papel de
protagonista… luego hablaré de ella.
También
se cumplen
estos días, además,
dos años de la muerte en Milán del
escritor Italiano Umberto
Eco.
Posiblemente a muchos
la noticia les pasará
desapercibida,
sin embargo otros lo
recordaremos con cierta nostalgia.
La
primera obra que leí de Umberto
Eco (como
casi todos) fue “El
nombre de la rosa”,
magnífica novela que me impactó gratamente. Se publicó en el año
1980 pero yo la leí unos años más tarde. Después he tenido el
placer de deleitarme con unos cuantos libros más suyos como… El
péndulo de Foucault
o El cementerio de Praga.
Umberto
Eco,
según sus
analistas fue un tipo excepcional. Tocó muchas disciplinas y todas
estupendamente. Fue semiólogo (experto en signos), filósofo (hay
que serlo para poder escribir algunos de su libros), historiador,
catedrático o experto medievalista. Estaba considerado uno de
los mejores escritores contemporáneos, de la talla de… García
Márquez o Paul
Auster.
Volviendo
a su más
famosa obra
“El
nombre de
la rosa”,
sabemos que en cuanto apareció en las librerías se
vendió como churros. Fue uno
de los mejores best sellers
de la época. No sé cuánto tiempo estaría en
la lista como
libro más vendido, pero me consta que fue mucho. Y
aunque no
siempre coincide best sellers y
calidad
literaria de los mismos este caso fue una agradable excepción.
Reconozco
que ésta
ha sido una de las novelas más entretenidas y apasionantes que han
pasado por mis manos. Y
recuerdo
que la leí de un tirón… de un tirón largo porque no es escueta
precisamente. Recuerdo, también, el inmenso placer que me
proporcionaba
pues
noche
tras noche (que era cuando la podía leer) acompañaba con
mi imaginación al franciscano
fray Guillermo de Baskerville a
ir destejiendo poco a poco la complicada madeja en la que se había
convertido los horribles asesinatos de aquellos monjes en esa
siniestra abadía.
Seis
años después de aparecer el libro, Jean
Jacques Annaud,
el director francés
de
la versión cinematográfica, le puso imágenes a la
historia y caras a nuestros héroes y villanos. Quizás sea
ésta
película una
de las pocas versiones de
libros que
se han realizado que más se
ajusta a
nuestra
atrevida imaginación, después
de leer la
novela.
La
novela en cuestión lleva toda ella, digamos, dos recorridos
paralelos.
Por una parte Eco nos
introduce de lleno en una intriga al estilo Sherlock
Holmes,
con asesinatos misteriosos, sesuda investigación y desenlace final
inesperado. La
otra vía
nos traslada al desconocido siglo XIV europeo (Edad
Media)
con sus miserias y sus miedos en donde la religión se imponía
como leit motiv
de la vida en ese valle de lágrimas que era el mundo en aquellos
tiempos.
En
la descripción histórica de la época, Umberto Eco se
explaya a gusto mostrándonos su inmensa sabiduría. Nos mete de
rondón retazos muy
creíbles de
la historia del cristianismo. Y
nos la aliña, además,
con aderezos de filosofía, como
cuando
hace coincidir las ideas de Fray Guillermo con las muy avanzadas de
los filósofos racionalistas ingleses Roger
Bacón y Guillermo
de Ockham,
en donde la razón y la lógica tiene que imponerse al miedo y la
superstición.
También
rescata del
ostracismo
al gran Aristóteles
y a su magna obra “Poética”,
haciendo de ese, “libro prohibido” en donde se ensalza la
risa como un medio para llegar a Dios. Lo contrapone, no
obstante, con la soberbia obstinación por
parte del venerable fray Jorge (el
ciego) al que lo hace coincidir con las ideas retrogradas de la
inquisición.
Por
mi parte tal vez sea el libro que más veces he leído, quizás
lleguen a tres o cuatro las ocasiones. Para mi
satisfacción coincide
en él dos cosas que me apasionan. Una es el suspense de unos
asesinatos intrigantes y las pesquisas por descubrir al
culpable. La otra el relato y la descripción pormenorizada de una
parte de nuestra historia religiosa y medieval europea… tan
interesante por otra parte.
De
la película, nunca llegaré a las veinticinco veces que Alfonso
Guerra
confesó haber visto… Muerte en
Venecia,
pero al igual que el libro homónimo, de las tres o cuatro no baja.
Joaquin Yerga
23/02/2016
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