Yo sé que la poesía es
imprescindible, pero no sé para qué.
(J.Cocteau)
Amenacé hace unas semanas con volver a la carga y reincidir
con una segunda parte del artículo que escribí en su día y titulé, Poesía…
hoy me dispongo a cumplir la amenaza
El titulo puede llevar a engaño, y no, no voy a escribir nada en versos,
entre otras razones porque no estoy capacitado para ello, ni mucho menos.
En
aquella primera parte hablé de un libro,
(Tesoros de la poesía), al que le profeso un cariño desmesurado y que utilizo de vez en
cuando como medio para serenar mi
espíritu. Hice después, al hilo de aludir al libro, un pequeño compendio de los
mejores poemas de nuestra literatura (hasta cierta fecha), así como de sus autores. Mi intención, ahora, es retomar el asunto siguiendo el habitual orden cronológico de nuestros poetas
y terminar en nuestros días. Con esta
segunda parte no pretendo otra cosa sino
la de refrescar la memoria de algo tan edificante y que
todos deberíamos conocer. Mostrando estos esbozos de algunos de nuestros
mejores poemas es mi modesta aportación a un mayor conocimiento del mundo lirico.
Aprovecho también el tema, tan sugerente por
otra parte, para resaltar la importancia para nuestros sentidos (sobre todo el
del buen gusto) del estilo más excelso de la literatura. Escribir en verso es un modo solo apto para maestros de las
letras. Solo las personas verdaderamente sensibles, capaces de percibir lo más sublime de su entorno, son poetas. Si además poseen un vocabulario prolífico y tienen después la capacidad de expresarlo de
manera inteligible, entonces pueden
ser auténticos poetas.
Según
mi punto de vista, (que será común), buscar la frase con encanto, que
posea todo el sentido (aunque sea figurado) y dentro de las reglas del obligado metraje poético, es tarea de genios.
Terminé el anterior artículo con uno de los mejores
versos de Antonio Machado y quiero
empezar en este con otro, también primoroso, del mismo autor que vivió, por cierto, a caballo
entre finales del siglo XIX y
principios del XX.
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero mi verso brota de manantial
sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.
Antonio Machado murió joven, en el
exilio, como tantos otros españoles represaliados por nuestra inquina y supina ignorancia. Ahí dejo un esbozo de otro verso
en el que ya dejaba entrever lo que sucedería después…
La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de alma
quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja y tahúr, zaragatera y
triste;
esa España inferior que ora y
embiste,
cuando se digna usar de la cabeza,
aún tendrá luengo parto de
varones,
amantes de sagradas tradiciones.
Si cambiamos la devoción a Frascuelo y María y
lo sustituimos por la también devoción que sienten muchos por extravagancias como Sálvame
o Gran Hermano, ¿En qué hemos cambiado?
Tenemos también a otro estupendo poeta y
escritor, contemporáneo de Machado; Juan
Ramón Jiménez autor también del conocidísimo libro Platero y yo.
Este magnífico poeta está siendo
ahora su obra revisada y su talento reconocido
como se merece.
Ahí va un par de versos suyos…
…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y se quedará mi huerto, con su
verde árbol,
y con su pozo blanco.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada
año;
y en el rincón aquel de mi
huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostálgico.
Pasando de puntillas por falta de espacio, que
no de ganas, por Pedro Salinas, Cesar Vallejo, Jorge Guillen o Gerardo
Diego. Extraigo de este último la siguiente muestra breve… del poema El Ciprés de Silos
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con su lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanando a sí mismo en loco empeño.
Llegamos a otro de los más grandes, Federico García Lorca. Qué decir no
sepamos todos de Federico, además de
buen dramaturgo y escritor uno de nuestros mejores poetas. Asesinado en mitad
de nuestra lamentable guerra civil y, es que arrastramos una historia reciente, para
olvidar.
De la magna obra de este autor
señalo solo una pequeña muestra de…Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías.
¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Que no quiero verla!
Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas,
buscaba el amanecer
y el amanecer no era.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
Otros poetas, también de la misma generación
que Federico, y que no debo dejar al menos de mencionar son: Vicente
Aleixandre, Dámaso Alonso, Borges, aunque este último es más conocido por su prosa.
Del extraordinario y atormentado Luis
Cernuda, destaco estos dos versos…
Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo solo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
¿Y qué decimos de gaditano Rafael Alberti?, insigne poeta y diputado a cortes por el
partido comunista a la vuelta del exilio.
Se equivocó la paloma, se equivocaba
por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era agua
se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo, que la noche la mañana,
se equivocaba.
¿Y, del
chileno Pablo Neruda? … actualmente en revisión su muerte
por sospecha de haber sido asesinado por orden de Pinochet.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada
y tiritan, azules, los astros, a
lo lejos.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
ella me quiso, a veces yo también la quería.
Y ¿Altolaguirre? o ¿Luis Rosales? (intimo amigo de Federico) o ¿Gil
de Biedma?, ya contemporáneo nuestro y…
hasta llegar a otro de los genios, Miguel Hernández y su…Elegía a Ramón Sije
Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento
No hay extensión mas grande que mi herida,
Lloro mi desventura y sus conjuntos
y siento más tu muerte que mi
vida
No perdono a la muere enamorada
no perdono a la vida desatenta
no perdono a la tierra ni a la nada
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
quiero escarbar la tierra con los dientes
y desamordazarte y regresarte.
También y como tantos otros murió
Miguel Hernández prematuramente por sus ideas políticas. Consumido por la pulmonía
y la tuberculosis en una cárcel alicantina.
Del pequeño resumen que he hecho en estos dos artículos he
procurado no olvidar a los más importantes aunque hay muchísimos más que por
falta de espacio ha sido imposible hacer mención siquiera de ellos.
La poesía es un arte tan elevado
que suscita multitud de pasiones, además de: deleite, melancolía, romanticismo,
nostalgia o seducción. Dicho queda...
Joaquín Yerga
08/01/2016
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