viernes, 8 de enero de 2016

Mas poesía

Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué.
              (J.Cocteau)

 Amenacé  hace unas semanas con volver a la carga y reincidir con una segunda parte del artículo que escribí en su día y titulé, Poesía…  hoy me dispongo a cumplir la amenaza
  El titulo puede llevar a engaño, y no, no voy a escribir nada en versos, entre otras razones porque no estoy capacitado para ello, ni mucho menos.
  En aquella  primera parte hablé de un libro, (Tesoros de la poesía), al que le profeso  un cariño desmesurado y que utilizo de vez en cuando como medio para  serenar mi espíritu. Hice después, al hilo de aludir al libro, un pequeño compendio de los mejores poemas de nuestra literatura (hasta cierta fecha),  así como de  sus autores. Mi  intención,  ahora, es retomar el asunto siguiendo el  habitual orden cronológico de nuestros poetas y terminar en nuestros días.  Con esta segunda parte no pretendo  otra cosa sino la de refrescar la memoria de algo tan edificante  y que  todos deberíamos conocer. Mostrando estos esbozos de algunos de nuestros mejores poemas es mi modesta aportación a un mayor conocimiento del mundo lirico.    
 Aprovecho también el tema, tan sugerente por otra parte, para resaltar la importancia para nuestros sentidos (sobre todo el del buen gusto) del estilo más excelso de la literatura. Escribir en verso  es un modo solo apto para maestros de las letras. Solo las personas verdaderamente sensibles,  capaces de percibir  lo más sublime de su entorno, son poetas.  Si además poseen un vocabulario prolífico  y tienen después la capacidad de expresarlo de manera inteligible, entonces  pueden ser  auténticos poetas.
  Según mi punto de vista, (que será común),  buscar la frase con encanto,  que posea todo el sentido (aunque sea figurado) y dentro de las reglas del  obligado metraje poético,  es tarea de genios.
  Terminé  el anterior artículo con uno de los mejores versos de  Antonio  Machado y quiero empezar en este  con otro, también  primoroso,  del mismo autor que vivió, por cierto,  a caballo  entre  finales del siglo XIX y principios del XX.

Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
pero  mi verso brota de manantial sereno;
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

  Antonio Machado murió joven, en el exilio, como tantos otros españoles represaliados  por nuestra inquina y supina  ignorancia. Ahí dejo un esbozo de otro verso en el  que ya  dejaba entrever lo  que sucedería después…

La España de charanga y pandereta,
cerrado y sacristía,
devota de Frascuelo y de María,
de espíritu burlón y de  alma quieta,
ha de tener su mármol y su día,
su infalible mañana y su poeta.
Esa España inferior que ora y bosteza,
vieja  y tahúr, zaragatera y triste;
esa  España inferior que ora y embiste,
cuando se digna usar de la cabeza,
aún tendrá luengo  parto de varones,
amantes de sagradas tradiciones.

 Si cambiamos la devoción a Frascuelo y María y lo sustituimos por la también devoción  que sienten muchos por  extravagancias como  Sálvame o Gran Hermano,  ¿En qué hemos cambiado?  
 Tenemos también a otro estupendo poeta y escritor, contemporáneo de Machado;  Juan Ramón  Jiménez  autor también del conocidísimo libro Platero y yo.
   Este magnífico poeta está siendo ahora su obra revisada  y su talento reconocido como se merece.
Ahí  va un par de versos suyos…

…Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando;
y  se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Se morirán aquellos que me amaron;
y  el pueblo se hará nuevo cada año;
y  en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu errará nostálgico.

 Pasando de puntillas por falta de espacio, que no de ganas, por Pedro Salinas, Cesar Vallejo, Jorge Guillen o Gerardo Diego. Extraigo de este último la siguiente  muestra breve… del poema  El Ciprés de Silos

Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con su lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanando a sí mismo en loco empeño.

 Llegamos a otro de los más  grandes,   Federico García Lorca. Qué decir no sepamos todos de Federico, además de buen dramaturgo y escritor uno de nuestros mejores poetas. Asesinado en mitad de nuestra lamentable guerra civil  y,  es que arrastramos una historia reciente, para olvidar.
De la magna obra de este autor señalo solo una pequeña muestra de…Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías.

¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Que no quiero verla!
Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas,
buscaba el amanecer
y  el amanecer no era.
Buscaba su hermoso cuerpo
y  encontró su sangre abierta.

 Otros poetas, también de la misma generación que Federico, y que no debo dejar al menos de mencionar  son: Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Borges, aunque  este último es más  conocido por su prosa. 
   Del extraordinario y atormentado Luis Cernuda, destaco estos dos versos…

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo solo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.

 ¿Y qué decimos de gaditano Rafael Alberti?,  insigne poeta y diputado a cortes por el partido comunista a la vuelta del exilio.

Se equivocó la paloma, se equivocaba
por ir al norte fue al sur, creyó que el trigo era agua
se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo, que la noche la mañana,
se equivocaba.

 ¿Y,  del chileno Pablo Neruda? … actualmente en revisión su muerte por sospecha de haber sido asesinado por orden de Pinochet.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: La noche está estrellada
y  tiritan, azules, los astros, a lo lejos.
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche,
ella me quiso, a veces yo también la quería.

Y  ¿Altolaguirre? o ¿Luis Rosales? (intimo amigo de Federico) o ¿Gil de Biedma?, ya contemporáneo nuestro y… hasta llegar a otro de los genios,  Miguel Hernández y su…Elegía a Ramón Sije

Yo quiero ser llorando el hortelano
de la tierra que ocupas y estercolas,
compañero del alma, tan temprano.
Tanto dolor se agrupa en mi costado
que por doler me duele hasta el aliento
No hay extensión mas grande que mi herida,
Lloro mi desventura y sus conjuntos
y  siento más tu muerte que mi vida
No perdono a la muere enamorada
no perdono a la vida desatenta
no perdono a la tierra ni a la nada
Quiero minar la tierra hasta encontrarte
quiero escarbar la tierra con los dientes
y desamordazarte  y regresarte.

 También y como tantos otros murió Miguel Hernández prematuramente por sus ideas políticas. Consumido por la pulmonía y la tuberculosis en una cárcel alicantina.
 Del pequeño resumen  que he hecho en estos dos artículos he procurado no olvidar a los más importantes aunque hay muchísimos más que por falta de espacio ha sido imposible hacer mención siquiera de ellos.
 La poesía es un arte tan elevado que suscita multitud de pasiones, además de: deleite, melancolía, romanticismo, nostalgia  o seducción. Dicho queda...
                                                                                        Joaquín Yerga  
                                                                                         08/01/2016


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