A propósito de Raphael
La
música expresa aquello que no puede decirse con palabras pero
que no puede permanecer en silencio.
(Víctor
Hugo)
Realmente apenas
he asistido a conciertos
de música a
lo largo de mi vida pero siempre hay una excepción. Y
ésa excepción, créanlo, mereció la pena pues se trataba nada
menos que de Raphael.
Nos
cueste o
no reconocerlo
éste
gran cantante forma parte de la vida de muchos españoles. De
la mía seguro que sí ¿Quién
no ha
visto sus
espectáculos televisivos, o
escuchado
sus
canciones por doquier desde
hace varias décadas?
Miguel
Rafael Martos Sánchez, que ese es su nombre de pila, comenzó muy
joven en este oficio de cantar, a principios de los años sesenta.
Representó un par de veces a España en el festival de Eurovisión y
también participó
en el de Benidorm, famoso y de cierto prestigio en su época. Yo
recuerdo verlo actuar en televisión desde
finales
de los sesenta, sobre todo en las noches de fin de año. Se
debatía ya
sobre
si era o
no la
mejor voz del panorama artístico de nuestro país. Entre
él y el tristemente desaparecido Demis Roussos estaba la duda.
Hay
que reconocer también que al principio de su carrera había
sectores que lo consideraban un poco ñoño, quizás por el tipo de
canciones que le componían (Ave María, El
tamborilero etc.). Pero
poco a poco se fue consolidado, escogió los
mejores
compositores para sus canciones, (Manuel
Alejandro, Perales etc.)
y
hoy por
hoy está
considerado uno de los reyes de la canción española. Raphael ha
sabido adaptarse a todas las tendencias y junto con Julio
Iglesias son los únicos reyes de la canción española. Y
aquí incluyo de todo (boleros, baladas etc.). Además
son los únicos de este género
capaces de llenar un teatro de más de mil localidades durante casi
treinta días seguidos. Y
por
cierto, a
un precio de la entrada nada barato.
Los
conciertos que está ofreciendo este año en el teatro Compac Gran
Vía no están nada mal. El
que tuve el gusto de asistir hace unos días duró apenas dos horas y
media pero fueron muy completas. El equipo de músicos que le
acompaña es excelente y la puesta en escena espectacular, por el
juego de luces y las peculiaridades del propio artista sobre el
escenario.
El
divagar sobre el concierto y relatar
las
excelencias de Raphael me predispone a contarles
mi
relación con la música. Y
ya les
adelanto
que ni
es extensa ni
muy sólida.
Y
es que particularmente
entiendo poco de música, me gusta cierto tipo de esta y con eso me
basta. En la música como en vida hay momentos para todo: unos
propicios para la melancolía, ratos nostálgicos en los que por
diversas circunstancias se rebelan
los recuerdos y me apetece alguna melodía romántica tipo boleros. A
veces es la euforia la que predomina en mi ánimo y entonces me
atrevo con algún CD de rock americano de los cincuenta que hace unos
años descubrí para mi regocijo. En otras ocasiones sin
embargo, que son las
más,
recurro a la música clásica y
tiro de la
sonata: Para Elisa de Beethoven o el adagio de Albinoni.
En
esta
agradable dádiva
que
la vida nos ofrece para satisfacción y embeleso de nuestros
sentidos como
es la
música, también
pasé por diferentes fases en gustos bien distintos unos de otros, me
explico...
Mis
primeros recuerdos de la música se retrotraen a escuchar de niño en
la radio aquellos programas de canciones dedicadas (la
mayoría de las veces de canción española)
Antonio Molina, Valderrama, Manolo Escobar. También
las
del
Dúo Dinámico y los Bravos eran las
canciones
más
escuchadas.
Después
vinieron las primeras de Camilo Sesto y los melódicos de principios
de los setenta. A los dieciséis más o menos me volví mas
inconformista (cosas
de la edad) y
me identifiqué con grupos de protesta social barriobajera.
Esto,
(acorde
con mis etapas evolutivas siempre a la par que las modas)
me duro poco.
Más
adelante, con
dieciocho ya cumplidos y por casualidad, tropecé con la poesía
sonora de Serrat que
me entusiasmó y me abrió las puertas
a los cantautores protesta del momento, tan de moda por la cuestión
política, Aute, Ibáñez, Andión etc. Escuché con
verdadero empeño a estos estupendos creadores, hasta que la
situación política y social cambió y con ella también mis
apetencias musicales.
Pasados
los años fui cambiando en pareceres y toqué muchas teclas en esto
de la música. Sin gusto totalmente definido, según las
circunstancias y sentimientos pasé
por: Triana, Supertramp, Julio Iglesias, Abba, Dylan, Dire Straits
etc. tampoco le hice ascos a Camarón o Pavarotti.
Con
todo he de reconocer que escuchar música no aparece
en el “top ten” de
mis apetencias.
Admito
que ocupa
un espacio comedido
entre mis hobbies
pero tengo otros más apetecibles; leer y escribir me llena mas.
Incluso creo que últimamente dedico menos tiempo a escuchar
canciones que hace unos años. Quizás en el coche y durante viajes
largos, harto muchas veces de tertulias
políticas
o empachado de cuñas publicitarias, no me queda otra que echar
mano de algún
CD de Julio Iglesias o recurrir a alguno de música clásica mas
relajante
que siempre llevo en la guantera.
Dicho
queda...
Joaquín
Yerga
06/12/2014
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