jueves, 27 de noviembre de 2014

Un optimista


   Quienes alcanzan el poder con demagogia terminan
     haciéndole pagar al país un precio muy caro.
          (A.Suarez)

   Soy de los que piensan  que estamos en buen camino para salir de la crisis. Dicho así parece que fuera un político del partido que nos gobierna el que lo afirma (que también) pero no, lo dice una persona que ni gana ni (aparentemente) con el color del político que mande. Según todos los análisis España es junto con Alemania el país que más crece en Europa, no demasiado pero un 2% para el 2015 según las previsiones es una alegría teniendo en cuenta que hemos sido un lastre junto con Portugal y Grecia hasta hace poco más de un año y medio.
   Es verdad que los pronósticos para rebajar la tremenda cifra de paro no son tan halagüeños y posiblemente tardaremos mucho en volver al 8% que una vez tuvimos, aun así soy muy optimista y estoy seguro que la cosa ira mejor de lo que muchos creen. España nunca ha tenido una estructura industrial ni de servicios aparente como para absorber a todos los trabajadores patrios y foráneos que han venido últimamente, tan solo la soberbia burbuja inmobiliaria (ahora estamos pagando con creces sus consecuencias) pudo ocupar durante más de una década a gran parte de esos millones de obreros de mas que rompió  la norma histórica de  España.
   La percepción que tienen estos días demasiados compatriotas  nuestros es que vivimos una época angustiosa.  Podría parecer y de hecho el formidable poder de los medios de comunicación nos lo hace ver como realidad que nuestro país está en las últimas, que el sistema no puede más y por eso hay que poner todo patas arriba. Algunos hablan de derogar la constitución, otros de reformarla y los más osados de cambiar el sistema democrático  y de mercado que nos dimos hace casi cuarenta años y que tan bien nos ha ido por cierto.
   Esta etapa de aparente incertidumbre e indignación (nueva en la reciente historia de nuestra democracia) habría que pasarla como el sarampión en la infancia y una vez pase será como una vacuna para futuras generaciones, aunque no me atrevo a asegurar tanto pues somos de memoria corta. Hemos vivido épocas inéditas desde la transición, creo que los cuarenta años de franquismo nos está pasando una dura factura, en forma de periodos diversos más o menos perturbadores y de los que España y por ende su joven democracia no estaba preparada.
   Cuando comenzamos  la transición y con ella el sistema de monarquía parlamentaria (hay que tener en cuenta que salvo unos pocos años de dudosa libertad durante la segunda republica, jamás en España hubo democracia) tuvimos que ir pagando el precio de esa libertad recién adquirida. La primera letra que hubo que  amortizar fue el intento de golpe de estado de Tejero, siguieron otras como la pretensión de acabar con ETA con malas artes (GAL) la usurpación por parte de algunas autonomías de las llamadas históricas de poderes que no le correspondían llegando incluso a convocar referendos de independencia  y últimamente la corrupción de muchos políticos debido a la falta de controles jurídicos. Estas deficiencias democráticas se han producido a mi modo de ver por la bisoñez  de los españoles en estos asuntos. Lo importante es que vayamos superando estos periodos a medida que adquiramos madurez. Ya superamos las primeras y tengo  fundadas esperanzas en sobreponernos a  estas últimas.
 No debemos desesperar y pensar que habitamos un país de pandereta, a pesar de lo que pudiera parecer. España es un país prospero y desarrollado, de los mejores del mundo y no exagero. Si apartamos la maleza virtual  que nos invade (percepción exagerada de escándalos, corrupción, crisis, Podemos etc.) nos queda un país, con algunos problemas faltaría más, pero moderno, con una sanidad envidiable en donde los mayores no pagan sus medicinas y tienen acceso a diferentes tipos de ayudas estatales que les facilita su vejez como en pocos países y como nunca ha habido en el nuestro, también con la tasa de mortalidad más baja del mundo y la segunda en longevidad después de Japón. En educación no somos los primeros en resultados por diferentes razones pero si en inversión por alumno.
  Por seguir con las bonanzas, la red de carreteras y autopistas está a la altura de cualquier país europeo (quien lo diría hace treinta años) en AVE  quizás con la línea más extensa del mundo. La tupida estructura hotelera en nuestras costas y ciudades hacen que nos visiten y queden satisfechos más de sesenta millones de turistas europeos cada año lo que nos deja la friolera  de 70000 mill. de euros de ingresos.
  Si en bienes materiales somos envidiados en intangibles estamos a la cabeza. En libertad democrática pocas naciones nos supera. Aquí todo el mundo puede decir lo que piensa sin censura, tenemos televisión, radio y prensa escrita libres y de todos los colores expectantes en descubrir cualquier atisbo de corruptela para airearla. Poseemos libertad de culto, de orientación sexual (incluido matrimonio del mismo sexo) etc.etc.
   Decía Winston Churchill que una verdadera democracia es aquella que cuando llaman a tu puerta a las seis de mañana estamos seguros de que es el lechero; nosotros disfrutamos de ese sistema, el menos malo de los existentes y no deberíamos olvidarlo por algunas zozobras coyunturales recientes. Los males que nos atosigan tienen solución dentro de nuestro orden establecido.
  Con la corrupción creo que vamos en buen camino gracias a la presión de la opinión pública, no obstante  todos los casos que están aflorando hoy en día se cometieron hace años, durante el periodo  de vacas gordas en economía. Con la que está cayendo no creo a ningún político se le ocurra en un futuro cercano meter la mano en la caja.
  El paro es quizás el más grave problema que padecemos, este es estructural  y me temo  que tardaremos en solucionarlo, aun así algo bajará en los próximos años.
  El gran asunto catalán es la otra pata del trípode de nuestras cuitas junto con la corrupción y el paro. Bajo ningún concepto debemos permitir que alcancen algún día la independencia porque entonces se acaba España como nación, la más antigua de occidente. Ya no es solo que fueran un país diferente, que también, sino que detrás irían Euskadi, Galicia o Canarias y después con toda seguridad pondrían en práctica el sueño de los independentistas catalanes, formar la gran nación catalana en la que incluyen Valencia y Baleares y tengamos por seguro que no cejarían en su empeño.
   No tenemos que caer en el desánimo, somos un gran país y todos los problemas se irán solucionando, lo que no podemos es tirar por la borda lo conseguido y por una mala racha retroceder décadas en libertad o economía.
   Hay muchos que no tienen nada (menos de los que se piensa) y comprendo que estén desesperados. Al no tener nada que perder en su derecho están de optar por partidos u organizaciones extremas o antisistemas, a río revuelto...  Sin embargo a los que dependen de nominas, pensiones o necesiten tener una sanidad que funciones yo les pediría que piensen las consecuencias que nos depararía cambios tan bruscos, acordémonos de aquello que decía... Más vale lo malo….
                                                                     Joaquín Yerga
                                                                      27/11/2014

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