martes, 10 de junio de 2014

La jungla de asfalto





Allá donde se cruzan los caminos, donde el mar no se puede concebir, donde regresa siempre el fugitivo, pongamos que hablo de Madrid.
Joaquín Sabina

La ciudad de Madrid no debería ser la capital de España, ¡que va!. La población que reunía todas las condiciones para serlo era Lisboa, pero un capricho de Felipe, no el sexto sino el segundo, así lo quiso.
A bote pronto sin mucho cavilar se me ocurre pensar que pocas capitales del mundo están situadas en el interior del país al que representan. La mayoría están en la costa y las excepciones lo son por estar ubicadas sobre algún entorno natural significativo, por ejemplo: Paris a la orilla de un gran rio e importante vía de comunicación, Moscú, en el centro de la Rusia europea con el Moscova de fondo. También Varsovia está en el centro de Polonia, pero con sus encantos reflejados sobre el espejo del caudaloso Vístula.
En los países de reciente creación, sobretodo sin son extensos y con diversidad manifiesta, han emplazado a sus nuevas capitales en zonas estudiadas minuciosamente ex -profeso. Estados Unidos fue el primero en hacerse una nueva capital, Washington, en el centro de lo que era el país entonces, a orillas del Potomac. Se le puso el nombre del padre de la independencia americana. El sitio elegido no fue casual, a mitad de camino entre los estados del norte industriosos y más desarrollados y los del sur, agrícolas y proclives a la esclavitud.
También en el siglo pasado, Canadá cuando iba tomando conciencia e importancia como país fundaron su nueva capital en una zona equidistante de las dos partes en las que estaba dividido, la anglófona (Ontario) y la francófona (Québec). Fue un acierto porque a pesar de los aires independentistas de la parte francesa, respetan todos muy mucho a su capital…Ottawa.
En el cono sur, con Australia y Brasil pasó algo parecido. En el primero crearon Canberra (con n) a igual distancia de las dos ciudades rivales más importantes del país, Sídney y Melbourne. Y en Brasil hace no demasiado tiempo y en un altiplano cerca de la selva del amazonas, se puso la primera piedra de, Brasilia, casi en el centro de éste gran país suramericano. A todas estas ciudades les costó bastante tiempo crecer y ser creíbles como tales, pero al final lo han conseguido. Hoy son importantes urbes mundiales, y capitales de sus grandes y poderosos estados.
Aquí en Madrid no pasó nada de eso. Solo dos razones de peso se me ocurren para que fuera elegida como nuestra capital. La primera y más importante es su situación geográfica, en el centro mismo de la península. Aunque también lo está Toledo, más populosa en aquellos tiempos. Y además ya fue capital de aquella España con los visigodos.
La segunda razón que encuentro es que además de su céntrica ubicación está situada a escasos kilómetros del montañoso sistema central y eso le proporcionaba buenos aires y abundante agua. Sin embargo argumentos en contra para erigirse en corte además de villa hay docenas de ellos. Por aquí no discurre ningún gran río como en los alrededores de las otras ciudades antes mencionadas, solo el raquítico Manzanaresaprendiz de rio como dijo alguien alguna vez, se digna pasar casi avergonzado por su escaso caudal por la periferia.
Tampoco tenemos puerto de mar, tan importante ahora pero más en la época de su designación como capital del reino. La masa de agua salada significativa más cercana está a casi cuatrocientos kilómetros de distancia. Por otra parte el terreno donde está asentada la ciudad no es especialmente fértil, más bien al contrario, un secarral rayano a menudo con la improductividad. Lisboa, pero también Barcelona o Sevilla estaban mejor situadas en la pugna por la capitalidad del incipiente gran imperio que se estaba formando.
Lisboa era ya una gran ciudad. A orillas del atlántico y sobre el magnífico estuario del Tajo presumía de ser capital del formidable imperio portugués, líder un siglo antes de los países patrocinadores de los grandes descubrimientos mundiales. De En Lisboa atracaban las carabelas cargadas con especias de todo tipo provenientes de América, África, o la India. Debemos recordar que Portugal la heredó Felipe II de su madre, y la incorporó al mayor imperio conocido entonces, el español.
Barcelona al final del siglo XVI, había perdido ya un poco el esplendor que tuvo ciento cincuenta años antes, pero seguía siendo una gran ciudad comercial, a pesar de que el Mediterráneo decaía a favor del Atlántico como zona de importancia mercantil después del descubrimiento de América.
¿Y Sevilla? Ésta era la candidata con más nominaciones para decantarse como capital. Ignoro por qué no llegó a serlo, pero durante los siglos  XVI, XVII,  y hasta principio del XVIII que cedió el poder a Cádiz, fue la ciudad más importante de España, y la más poblada. Ya en tiempos de los Reyes Católicos se le concedió el monopolio absoluto como punto de partida de los barcos que iban y venían a la América recién descubierta.
En Sevilla, único puerto fluvial del país, atracaban los barcos, entonces con limitado calado, y también salían a través del Guadalquivir rumbo al Atlántico. Sevilla era el centro de una región muy fértil. La niña bonita de las Españas. ¿Y…Madrid entonces? pues un poblachón manchego fundado por los árabes cuatrocientos años antes.
Madrid cogió fama como ciudad de cortesanos y vividores. Y más tarde de funcionarios y rentistas en contraposición con Barcelona y Bilbao que eran ciudades más industrializadas y productivas. Además éstas estaban pobladas de obreros y clase media más cercanas al modo de vida europeo. Madrid por el contrario siempre fue el paradigma de España, un país exótico, atrasado, amante de tradiciones ancestrales como los toros y las verbenas. Madrid era, también, el lugar de la corte y de la abundante cohorte de arribistas y aprovechados que ello conllevaba.
Afortunadamente todo eso ha cambiado y gracias, entre otras mejoras, a la red de comunicaciones de tipo radial que hace siglos se creó y que en los últimos años se modernizó, hemos prosperado más que nadie. Hoy Madrid y su región es la primera de España en todos los índices de desarrollo: humano, social y económico.
Nuestra capital es el centro de la banca, las finanzas y los servicios, y a pesar de la crisis que hemos padecido sigue siendo la tercera o cuarta aglomeración urbana en población y en importancia económica de Europa. Madrid es el principal centro logístico de España. Destino turístico, in crescendo, sobre todo en ocio, espectáculos y de cualquier tipo de manifestación artística (también de otros tipos de manifestaciones por cierto).
Ahora que la otra gran ciudad del país, Barcelona, reniega de su condición de española y pretende ser la capital de otro artificialmente creado, tendremos que mimar a la gran urbe que nos queda. La única ciudad millonaria en habitantes, y la única, por cierto, digna de contar en el competido contexto mundial.
Barcelona hasta la muerte de Franco era la ciudad hispana más cosmopolita, la más desarrollada en todos los sentidos, y por ende la más europea. Curiosamente era la cuna del castellano. Aquí venían estudiantes a aprenderlo y a empaparse de lo hispano. En Barcelona estudió Vargas-LlosaGarcía Márquez, o Cortázar. En algunas de sus bien diseñadas calles del ensanche residían las oficinas centrales de las mejores editoriales del país. Aun siguen ahí gran parte de ellas para asombro del personal, aunque gran parte de sus habitantes y sus autoridades renieguen de la lengua de Cervantes.
Desde la transición y con todo el poder cedido a las regiones, Barcelona ya no es lo que fue. Madrid ha tomado el relevo, a pesar de las pésimas condiciones naturales de donde se ubica. Como español lamento profundamente la deserción de Barcelona y eso que estaba, incluso, dispuesto a compartir la capitalidad del estado con ella. Hubiera sido hermoso y muy próspero la competitividad entre ambas. Pero hay que rendirse a los hechos; nos queda tan solo esperar acontecimientos. Mientras algo ocurra, disfrutemos de nuestra capital que es bien grande y diversa.
Dicho queda…
                       Joaquín
                                      


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