martes, 17 de junio de 2014

Felipe VI

Esta semana, el jueves 19 de junio, hacemos rey al príncipe Felipe. Digo hacemos porque es el pueblo a través de sus representantes, diputados y senadores lo que tienen la potestad de hacerlo en nuestro nombre.
Puede parecer anacrónico a estas alturas del siglo XXI que aquí en España sigamos coronando reyes aún y más después de la penosa historia que nos ha legado la monarquía en el pasado, es verdad pero ha cambiado mucho el cuento.
Para empezar el sistema que nos dimos los españoles para gobernarnos fue una Monarquía parlamentaria como todos sabemos(o casi todos porque de todo hay), es decir los poderes del rey aún con título de jefe del estado, son muy escasos, se limita simplemente a representar al país en actos oficiales y algunas zarandajas más. Hasta los discursos con que nos obsequia en navidad y en otros eventos son revisados antes por el gobierno de turno. Conviene recordarlo para que no haya malentendidos entre los numerosos nuevos simpatizantes republicanos que se han apuntado al carro ahora que, el rey reina pero no gobierna.
Exceptuando la manera de elegir al monarca, (no se somete a votación cada cuatro años como el presidente de una hipotética república) no hay nada en cuanto a democracia, libertades, gobiernos, leyes, constituciones etc. que no se pueda hacer con este tipo de monarquía y si con  un sistema republicano.
Por buscar algún pero al ya abdicado rey Juan Carlos, este fue nombrado o impuesto, según lo queramos ver por Franco, pero su hijo Felipe va a ser refrendado, como he señalado antes por el pueblo.
Hay gente, mucha es verdad, que opina que ellos no han votado esta constitución y por lo tanto no está legitimada al cien por cien,  pero habría que recordar que casi ningún país somete su carta magna a votación cada generación. La norteamericana lleva intacta más de doscientos años, la francesa algo parecido al igual que la inglesa, que no está ni escrita etc.
Esta constitución nuestra, la que dice cómo hemos de gobernarnos, la votamos una mayoría inmensa de ciudadanos, entre ellos el que escribe, no es infalible ni déspota, nos da seguridad jurídica para que podamos prosperar y convivir en paz entre nosotros y es a su vez de las más progresista que existen en el mundo. Es tan sabia y está también redactada que nos ofrece la oportunidad de cambiarla en todo lo que queramos. Podemos reformarla para pasar a una España federal, aunque muchos de los que están a favor de esta no sabrían exactamente qué es; tenemos la potestad de cambiar artículos y darnos una república presidencialista al modo francés o americano, incluso si nos empeñamos, trocar leyes para que catalanes y vascos tengan sus referéndums legales y puedan irse de España libremente y quedarnos huérfanos el resto, los mas pobres (algunos partidos de izquierdas que abogan por esto último  tendrían que explicarles luego al minúsculo pueblo que quedemos las consecuencias reales de tal desaguisado, después, una vez independizados, que vayan a pedirles solidaridad a los partidos hermanos( ERC, Iniciativa per Cataluña etc.) de esas díscolas regiones que las risas de estos últimos se oirán en Pernambuco , Brasil , ahora que estamos con el mundial de fútbol) .Todo lo anterior podemos hacerlo, no es inamovible, pero se necesitan dos tercios de representación para conseguirlo, como es lógico por otra parte, porque de lo contrario estaríamos expuesto a cambios bruscos y aventureros a cada mayoría simple de turno.
De todas formas si algún partido político o alianza de partidos pretende hacer cambios en esta ley de leyes,  solo tiene que indicar en su programa lo que quiere hacer y esperar que le voten, si tiene la suerte de sacar mas de 245 diputados está hecho.
A mi humilde parecer hemos de esperar a que pase la crisis económica que hemos sufrido y aun padecemos  durante demasiados años ya y que ha sido la responsable en parte de estos vendavales  pseudo-revolucionarios que soplan últimamente. Debemos estar sereno como país para abordar con seguridad y seriedad los problemas más importantes que se nos están presentando, que son por este orden: la integridad territorial, el paro descomunal, corrupción política y  luego la forma de estado, federal o autonómico. En último lugar estaría el dilema monarquía o república pues con cualquiera de los dos sistemas se pueden solucionar los anteriores.
 Creo que al nuevo rey debemos darle un margen de confianza, es una persona muy preparada y nos puede representar muy bien en el mundo. En tiempos de zozobra mejor no hacer mudanzas, reza el dicho y ahora con la que está cayendo no es el momento idóneo para cambios estructurales.
Es verdad que a Juan Carlos se le ha criticado, muchas veces con razón. El comportamiento nada ejemplar de su hija y su yerno le ha salpicado, así como la cacería inadecuada en momentos muy inoportunos pero reconozcamos su papel en estos cuarenta años de paz y democracia que nos hemos dado. España se ha modernizado como nunca y, quién lo iba a decir  hace esos años, que estaríamos, a pesar de los problemas últimos, en la élite mundial de países desarrollados.
A este nuevo monarca que se nos corona el jueves hay que hacerle, por lo menos, un contrato temporal imaginario de tres o cuatro años y luego si nos conviene a todos, convertirlo en indefinido si la empresa (España) tiene beneficios(prosperidad,igualdad y convivencia). A mi modesto entender, en un principio tiene todas las de ganar: elegido por el pueblo (a través de nuestros representantes), está limpio de corruptelas, casado con una plebeya y por supuesto muy preparado para el cargo, qué más se puede pedir.


                                                                                                                                        Joaquín Yerga

                                                                                                                                       17/06/2014

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