La vida iba en serio
Que
la vida iba en serio
uno
empieza a comprenderlo más tarde
--como
todos los jóvenes yo vine
a
llevarme la vida por delante.
Dejar
huella quería
y
marcharme entre aplausos
---envejecer,
morir, eran tan solo
las
dimensiones del teatro.
Pero
ha pasado el tiempo
y
la verdad desagradable asoma:
envejecer,
morir,
es
el único argumento de la obra.
(Gil
de Biedma)
Que
veinte años no es nada decía Carlos Gardel en su
tango más famoso. Pues cincuenta y tantos tampoco son demasiados; esto lo digo yo, aunque tal vez sea éste un cálculo tramposo
teniendo en cuenta que lo hago a mi conveniencia...
Perdonen mi osadía, a qué negar la evidencia, cumplir más de cincuenta es mucho, la
mitad de una vida. Sin
duda, es ésta mía una edad que invita a la reflexión, porque gran
parte de lo que tenía que hacer ya lo hice y lo que no he podido
hacer, a mis años ya es imposible afrontarlo con cierta garantía
de éxito; aludo a los grandes planes y proyectos que se suele hacer
de más joven, que es cuando uno empieza a querer comerse el mundo.
Sin
embargo, advierto, no me estoy dando por vencido ni tiro la toalla de
mis aspiraciones mas elementales, pero creo que es hora de asegurarme
si sigo el camino correcto, o yerro en el intento. Y es que, insisto,
como he consumido gran parte de los años que me corresponden en el
caprichoso sorteo del destino, quiero por ello echar un vistazo al
retrovisor, mirar qué he dejado atrás y comprobar si ha merecido la
pena o tengo que enmendar el errático rumbo, aun tengo tiempo...
Visto
desde la perspectiva de ésta, ya desmesurada edad mía, creo que en lineas
generales he cumplido con mi deber como ser humano. Apenas hice daño
a nadie, (al menos de manera consentida) simplemente me limité a
vivir y dejar vivir, que no es poco para los tiempos perversos que
corren; gente hay que suelen dedicar sus vidas y sus energías a
fastidiar a propios y extraños.
Como
a muchos otros me correspondió abrir los ojos por primera vez en una España oscura y deprimente, pues nací en una
época poco propicia para alegrías, pero conseguimos con nuestro
esfuerzo y el de los que ya no están con nosotros hacerla próspera
y más justa; tal vez ahora no seamos honestos con los que ya se fueron; ellos también lo dieron todo y la disfrutaron menos.
El
haber nacido en éste país nuestro y en ésa determinada época me ha
condicionado mucho la vida.. Por ejemplo, me considero un
español medio con todas las de la ley. Amo a España con locura y muy por
encima de las pequeñas patritas; quizás por eso me duelan tanto los
menosprecios con que nos obsequian los enemigos de nuestra unidad, y
también los que desde dentro hacen lo posible por llevarnos al
huerto, de la miseria.
En
lo social ya padecí los rigores del subdesarrollo; también
ausencias y carencias de todo tipo y condición, y en todo ése tiempo fui parte activa, como otros, de los avatares de
nuestra sociedad (que no fueron pocos ni leves por cierto) y quedé
satisfecho del resultado. Entre todos hicimos que aquella España
gris y cateta se transformara en el país moderno del que disfrutamos
hoy...pero, perdonen mi desconfianza, dudo que los jóvenes que ahora despuntan sepan valorarlo adecuadamente..
No
obstante y en vista de que el tiempo pasa inapelable, estoy inmerso
ya en una generación que ha ido envejeciendo sin prisas pero sin pausas,
que se movió entre dos aguas muy desiguales, las turbulentas de la
transición y las más sosegadas del momento actual... pero quede claro, si hoy somos envidiados en gran parte del mundo es que algo hemos debido hacer bien...
Las
nuevas generaciones aprietan, quieren paso y están locos por
colocarse en cabeza, no debemos hacerlos esperar demasiado; es hora
de aflojar las riendas y comprender que nuestro empuje como colectivo
está en otras manos, inexpertas quizás, pero más jóvenes e
impetuosas... Y les toca a ellos tirar del carro.
Con
cincuenta y tantos aún hay mucho que hacer en la vida, pero
con sensatez y mesura. Quizás nos corresponda ya ver los toros
desde la barrera, dejar a otros que se "batan el cobre" por el país.
Eso sí, habrá que estar ojo avizor para que no estropeen lo hecho,
que no es poco, como digo, teniendo en cuenta de donde veníamos.
Dicho
queda.
cosasdejoaquinyerga@blogspot.com
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