lunes, 7 de julio de 2025

Mi admirada Verónica, que está en el cielo

                                                                                           



Mi madre vino al mundo a dar luz.. No se ha ido, sólo está en otra habitación. No tiene cuerpo, pero su energía está más presente que nunca, porque ahora es omnipresente. Cuando necesito un abrazo se lo pido, tú puedes hacerlo también...

Ella me enseñó que la muerte no existe, que la reencarnación sí, que el cuerpo humano es solo eso, un cuerpo que transporta lo que realmente somos y viaja infinitamente por el universo. La muerte es un nacimiento a la siguiente fase, no es el fin.

Ahora mi madre está conmigo y con todos los que la aman. Te siento, y nos vemos pronto, en la siguiente etapa, porque la vida dura un segundo. ¿Por qué alguien no puede acabar con su vida, si es suya? Quién mejor que uno mismo para decidir que no quiere seguir más.

--María Iborra--



Por cierto, esta carta de arriba la escribió la hija de la actriz, Verónica Forqué, intentando mitigar la intensidad de su dolor por la súbita muerte de su madre. Es muy parecida a la carta que San Agustín envió a una amiga rota de dolor por la muerte de su hijo..

¡Ay, Dios, cómo somos las personas de olvidadizas!, ya nadie se acuerda de Verónica, una inmensa actriz que nos hizo pasar muy buenos ratos, aunque en sus últimos años tornó a mujer desesperada por una injusta depresión.. Se quitó la vida ahorcándose en su habitación.

Os digo una cosa, va hacer cuatro años que murió, pero para mi sigue tan viva como siempre, en sus películas..

Joaquín

                                                              





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