El día que Thomas Edison inventó en 1879 la bombilla eléctrica cambiaron muchas cosas en nuestras vidas. Una década después la noche se volvió opcional, desapareció la completa oscuridad que había reinado en las noches; hasta ayer, claro..
A partir del invento de la electricidad las jornadas de trabajo se alargaron y las cenas se postergaron, ya no necesitábamos el Sol para ver pero, ¿eso es malo?..No sé, pero lo cierto es que cuando nuestro reloj circadiano no anda al ritmo de los ciclos naturales la salud se resiente..
Bueno, como digo, esto era antes, ahora lo normal es vivir con luz artificial y, justo nos descontrolamos cuando nos falta.. La prueba la tuvimos ayer, un día más, por cierto, para anotar en nuestro haber existencial como extraordinario, junto al del inicio del Covid, al de la Filomena, al de la Dana y hasta el de la mismísima Guerra de Ucrania y la super-inflación subsiguiente.
¿Habéis visto alguna vez todo un pueblo superpoblado (cien mil habitantes) todos echados a la calle? Yo sí, el pueblo donde vivo, y los vi entrar en sus casas a última hora de la noche a tropel, en cuanto las farolas públicas se encendieron y los semáforos empezaron a funcionar..
Imaginad, pues, así, a los siete millones y medio de esta sufrida comunidad.. Y ahora que recuerdo ¿No dijo alguien hace poco que España jamás sufriría un apagón como el de ayer? Ay, Dios, que estoy empezando a creer en cenizos y gafes..😐😐
Joaquín
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