¿Y tú me lo preguntas? Poesía.., eres tú.
--Bécquer--
Leí ayer en un periódico una noticia curiosa; una noticia que, apuesto, a todos nos haría sonreír nada más echarle un vistazo; decía: Un joven inglés de vacaciones en Francia, mientras tomaba unas cervezas en un terraza de Niza, sufrió una erección, soberbia y repentina, pero interminable...
Sin venir a cuento ni mediar nada erótico, seguía diciendo el texto, la cosa del joven no bajaba.. Tanto duró la dureza de la cosa que después de diez horas seguidas tuvieron que ingresarlo en urgencias con el pene enfanecído y en plena ebullición.. Una entrada ininterrumpida de sangre hacía que el miembro no bajara los humos.. Los médicos tuvieron que hacerle una pequeña incisión en la parte inferior del mismo, con lo que el joven quedó aliviado, librándose así de una más que posible esterilidad..
Para
el que no lo sepa o tenga dudas razonables, Priapo era el dios griego de la fertilidad. Habitualmente se le representaba
con un falo enorme. De hecho, existe en el hombre
una especie de enfermedad, o digamos gran malestar a la que se le
denomina Priapismo y se da cuando, por algún motivo de excitación
debido principalmente al consumo de drogas u otros alucinógenos, el
pene entra en erección permanente durante tres o cuatro horas
seguidas (o más) causando al afectado grandes molestias y desesperación.
De Venus creo
que no hace falta explicar mucho. Todos sabemos que era la diosa
romana de la belleza, la fertilidad y el amor. Su equivalente en la
mitología griega sería Afrodita. Por otra parte a nadie se le
escapa que, “Monte de Venus” se le denomina a la parte visible de
la vulva de la mujer, incluidos hendidura central, labios mayores y
menores, y hasta el clítoris.
Una
vez expuestos los preámbulos y para que nadie pretextara
desconocimiento en estos sensibles asuntos, confieso que no conocía
el poema del que quiero hablar, y alabar. Lo leí por primera
vez hace unos días ojeando un librito de poesía del gran Rafael
Alberti., su autor. He de decirles al respecto que nunca consideré a
Alberti uno de los grandes contemporáneos, pero estoy empezando a
reconsiderar esa actitud.
En
relación al poema, del que trata básicamente el articulo, si lo
leen hasta el final verán que es una soberbia metáfora del
acto sexual más genuino y habitual entre un hombre y una mujer.
Jamás he visto una manera más hermosa de describir, paso a
paso, una penetración vaginal por un pene hasta la apoteosis final.
Y conste que no es una narración grosera ni pornográfica, todo lo
contrario, es edulcorar con bellísimas palabras la culminación de
un hecho tan natural como es la cópula, con o sin reproducción,
entre dos seres humanos. Si además hay amor por el medio, pues miel
sobre hojuelas.
Imagino
que a muchos y a muchas les sorprenderá como a mí, sobre todo por
desconocimiento, la belleza de estos versos, así como la maestría
narradora y descriptiva de su autor. Disfrútenlo...
Diálogo entre Priapo (pene masculino) y Venus (vagina de mujer, y alrededores)
Príapo:
...Despierta,
sí, cerrada
caverna
de coral. Voy por tus breñas,
cabeceante,
ciego, perseguido.
Ábrete
a mi llamada,
al
mismo sueño que en tu gruta sueñas.
Tus
rojas furias sueltas me han mordido.
¿Me
escuchas en lo oscuro?
sediento,
he jadeado las colinas
y
descendido al valle donde empieza
el
caminar más duro,
pues
todo, aunque cabellos, son espinas,
montes
allí rizados de maleza.
¿Duermes
aún? ¿No sientes
cómo
mi flor, brillante y ruborosa
la
piel, extensa y alta se desnuda,
y
con labios calientes
—coral
los tuyos y los míos rosa—
besa
la noche de tus labios muda?
¡Despierta!...
Venus:
¿Quién
me nombra?
¿quién
persigue mis óleos seminales,
quién
mi gruta de sombra
y
navegar oculto mis canales?
Príapo:
Quien
solamente puede y se desvela,
levantado
por ti, de noche y día,
se
atiranta en candela
y
no se dobla hasta que el mar lo enfría
¡Deja
que te contemple!
Venus:
Que
te mire
déjame
a mí también.? Siempre eres bello!
Príapo:
¡Déjame
que en tus selvas te respire!
Venus:
¡Que
me despeine en tu robusto cuello!
Príapo:
¿Por
qué dormías?
Venus:
Todo
era fingido.
Mi
dormir no era más que desearte.
Tú
alzas mi sueño cuando estás dormido.
Nací
tan sólo para levantarte.
Príapo:
¡Oh
noche clara!
Venus:
¡Oh
clara luna llena!
¡Rayo
directo que me inundas!
Príapo:
Eres
taza de espuma azul,
concha
marina,
alga
abierta en la arena,
paraíso
de sal de las mujeres
secreto
erizo que en la mar trasmina.
Golfo
nocturno, ábrete a mí, bañadas
del
más cálido aliento tus riberas.
Sabes
a mosto submarino, a olas
en
vivientes moluscos despeñadas,
a
tajamares, soles de escolleras
ya
rumor de perdidas caracolas.
Sabes
también...
Venus:
Repósate
un momento...
Príapo:
El
reposar es mi mayor tristeza.
Venus:
También
yo quiero repetir al viento
toda
mi admiración por tu grandeza.
Príapo:
Hincho
las velas. Habla.
Venus:
Eres
trinquete,
palo
mesana,,torre indagadora
y,
ardido del más rojo gallardete,
cresta
de gallo al despuntar la aurora.
Sales
de un bosque, lanza o jabalina.
Redondos
aramboles, de espejuelos
te
alumbran cuando cazas.
Pende
en los dos la gloria masculina.
Llenas
las nubes, los cargados cielos
rebosan
de sus tazas.
Príapo:
¡Oh,
ven más cerca! ¡Ven!
Venus:
¡No!
No me riegues,
amor,
de blancos copos todavía.
Guarda,
mi bien, esas nevadas flores
hasta
que al fin me llegues
a
lo más hondo de mi cueva umbría
con
tus largos y ocultos surtidores.
Príapo:
¿Qué
quieres más?
Venus:
Anhelo
que me cantes
cosas
que faltan. Mis alrededores
prometen
sima al sur y al norte cumbres.
Príapo:
Hacia
ellas van mis rayos penetrantes,
su
flor certera, sus certeras lumbres.
Venus:
Pasa
a los altos, sube a los alcores...
¿qué
ves ahora, dime?
Príapo:
Un
baluarte
de
clavel y de nieve a cada lado.
¡Oh
fortalezas! ¡Claros miradores
para
clavar en ellos mi estandarte
y
descender al bosque enamorado!
Venus:
Dime
si escondes para mi ventura
cosas
que acaso yo no sepa.
Príapo:
Escondo,
también
allá en lo hondo
de
una caverna oscura,
de
blancas y mordientes
almenas
vigiladas,
una
muy dulce y de humedad mojada
cautiva...
Venus:
Yo
prosigo. Son los dientes
los
que fijos la rondan y dan vela.
También
yo otra cautiva
como
la tuya aguardo. ¿No la sientes?
A
navegar sobre su propia estela
mírala
aquí dispuesta, siempre viva.
Príapo:
¡Oh
encendido alhelí, flor rumorosa!
Deja
que tu saliva
de
miel, que tu graciosa
corola
lanceolada de rubíes
mojen
mi lengua, ansiosa
de
en la tuya mojar mis carmesíes.
Venus:
¡Flor
contra flor!
Príapo:
¡Qué
blandos oleajes
ya
por mis flancos tu alhelí resbala!
Venus:
¡Oh
bonanza!
Príapo:
¡Oh
tranquilo
descanso
ahora! ¡Calmas, aunque plenas,
nuncios
ya de los hondos y más duros
combates!
Venus:
¡Desflecadas,
hilo a hilo,
tus
espumas descienden mis almenas.
Príapo:
Tus
arroyos y peces más oscuros
me
corren por los labios todavía.
Venus:
Un
sabor a jazmín me permanece
ya
tallo donde nada antes crecía.
Priapo:
A
tallo que por ti de nuevo crece.
Venus:
¡Oh
asombro! ¡Prodigiosa,
mágica
fuerza!
Príapo:
Avanzo
ya.
Venus:
La
noche abrasa.
Príapo:
gotas
de
esperma verde tiemblan los luceros.
Venus:
Las
dehesas remotas
de
la luna, sus albos ventisqueros
se
llenan de bramidos.
Del
cielo penden signos genitales.
La
Vía Láctea rueda sus henchidos
torrentes
de amorosos sementales
Príapo:
Gruta
sagrada, toco tus orillas.
Abre
tus labios ya, siénteme dentro.
Venus:
¡Oh
maravilla de las maravillas!
¡Luz
que me quema el más profundo centro!
Príapo:
Se
confunden los bosques, las lianas
se
juntan y conmueven.
en
el pomar revientan las manzanas
y
en el jardín copos de nardos llueven.
Venus:
¡Qué
bien cubres mis ámbitos! Sus muros
¡cómo
me los ensanchas y los llenas!
¡Qué
pleamar, qué viento acompasados!
Príapo:
Jaca
y jinete, unísonos, seguros,
galopan
de corales y de arenas
y
de espumas bañados.
Venus:
Detente,
amor. No infundas ese aliento
tan
rápido a las brisas. Aminora
un
poco el paso. Da a tu movimiento
un
ritmo nuevo ahora.
Príapo:
Pondré
en mis alas un volar más lento.
Venus:
¡Dulce
vaivén! rezuman mis paredes
las
más blandas esencias.
Príapo:
Desasidas
de sus más hondas redes,
ya
mis médulas saltan encendidas.
Venus:
Ten
más el freno.
Príapo:
¿El
freno? Querencioso,
mi
caballo se pierde a la carrera.
Venus:
Sigo
también su galopar furioso,
antes
que derramado en mí se muera.
Príapo:
¡Amor!
Venus:
¡Amor!
La noche se desvae.
Nos
baña el mar. ¡Oh luz! El mundo canta.
Cae
la luna... El viento...
Príapo:
Todo
cae
cuando
el gallo del hombre se levanta.
La
última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la
Estatua de la Libertad.
(W.
Allen)
Estaría
a cumplir 130 años y doy por sentado que hoy en día pocos se
acuerdan de él, pero sepan que hubo un tiempo que fue el rey de la
comedia y del entretenimiento. Durante más de veinte años reinó
absolutamente en el mundo del cine. Su nombre Charles Chaplin, pero
todos lo conocemos como “Charlot”.
La
fama y el prestigio de Charles Chaplin llegó tan lejos que las
grandes multitudes le agasajaban y se daban de tortas por conocerlo.
Allá donde iba, en los aeropuertos, en las estaciones del tren o en
los cines de medio mundo se agolpaba el gentío para verlo. Sin
embargo a pesar de la enorme popularidad que obtuvo y del mucho
dinero que ganó, sus orígenes fueren muy humildes.
Su
padre fue un cantante de garitos de medio pelo que acabó
alcoholizado y murió de cirrosis. Su madre una mediocre actriz de
variedades que por azares de la vida acabó medio loca. Ambos se
separaron siendo el pequeño Charlie muy niño. Después y como
consecuencia de la mala relación de ambos y de su declive tanto
físico como económico se vieron abocados, él y su hermano Sidney,
mayor que él, a casi mendigar por las calles de Londres, su ciudad.
Charlie
había trabajado alguna vez con su madre en el teatro y de ahí le
vino la vena artística. Con diecinueve años entró a trabajar con
la compañía de teatro de comedias de Fred Karno e hizo con ella
giras por Inglaterra y por Francia. Más tarde cruzaron el charco a
los Estados Unidos, y esa fue su suerte… Al ver a lo lejos el
puerto de Nueva York, se cuenta que gritó emocionado ¡América, he
venido a conquistarte!.. Y tanto que lo hizo.
Una
vez en los Estados Unidos recorrieron todas las ciudades importantes
con su compañía de teatro, hasta que un productor se fijó en él y
le ofreció un pequeño papel de actor. Pero tenía que trasladarse a
un pueblecito llamado “Hollywood” (Bosque encantado) situado al
norte de Los Ángeles. Hollywood era entonces una pequeña aldea en
donde algunos arriesgados cineastas habían montado unos pequeños
estudios para rodar cortometrajes huyendo de las garras de la
compañía de Thómas Édison, que tenia la patente de las
rudimentarias cámaras de cine.
El
primer año de su estancia en California rodó unas treinta y cinco
películas cortas, como se hacían entonces, y se inventó el papel
de “Charlot”, el vagabundo poeta y soñador, un tipo solitario
que con su bombin y su bastón se mete en todos los fregaos pero que
tiene muy buenos sentimientos. El éxito fue tan fulgurante que se
montó su propia compañía de cinematografía, la United Artist, con
dos socios importantes y que ya habían triunfado en el cine, el
actor Douglas Fairbanks y la actriz Mary Pickford.
A
partir de la crear su propia empresa su fama subió como la espuma y
se hizo de oro. Rodó montones de cortometrajes y la gente aclamaba
por medio mundo sus películas. Ni que decir tiene que con solo
veintiséis años ya era multimillonario. De la noche a la mañana se
convirtió en la estrella mejor pagada de todos los tiempos. Pero con
la entrada del cine sonoro su buena estrella fue declinando
paulatinamente.
Siendo
ya rico y excelente productor de cine, rodó su mejores películas.
La Quimera del oro, Luces de la ciudad, Tiempos Modernos, Candilejas,
o El Gran Dictador, (parodiando a Hitler) son cintas que aun hoy
están consideradas obras maestras.
Pero
si como artista de cine fue un genio, su vida privada y sexual no le
fue a la zaga. El tío fue un mujeriego y conquistador de tomo y
lomo. Se dice que llegó a acostarse con más de dos mil mujeres. Se
casó cuatro veces y entre sus amantes reconocidas se contaban las
mejores actrices del momento como Edna Purviance o Paulette Goddard.
Para hacernos una idea del buen gusto del actor para con las mujeres
les cuento unas suculentas anécdotas...
Cuando
se casó por primera vez andaba liado todavía con la actriz Edna
Purviance (sale en muchas de sus películas). Su futura mujer Mildred
Harris, tenia solo 16 años, él más de treinta. Se divorciaron solo
meses después.
No
mucho mas tarde conoció a otra actriz, Lita Grey de 16 añitos, él
sin embargo pasaba ya de los treinta y cinco. Un año después vino
el divorcio con escándalo incluido, ella le demandó por crueldad
mental y le sacó una importante suma, mas de un millón de dólares
de la época.
En
1932 con 42 años protagonizó junto a la bella Paulette Goddard la
película, “Tiempos Modernos” y encandiló a la chica de tan solo
20 primaveras. Se casaron en China y se divorciaron en Los Ángeles
tres años después. Por supuesto entre casamiento y casamiento hubo
de todo, desde demandas por paternidad a romances sonados con mujeres
de todas edades y condición .
Su
último matrimonio fue un escandalazo en América, la elegida, Oona
O´Neill de tan solo 17 años, Chaplin rondaba ya los cincuenta y
cinco. Ella era hija del gran escritor y premio Nobel de literatura,
Eugene O´Neill, que se opuso, sin mucha suerte por cierto, a la
boda.
El
matrimonio con Oona fue el más duradero de todos, y fueron muy
felices. Ella estaba coladisima por el actor, la prueba es que
tuvieron nada menos que ocho hijos, entre ellos a nuestra querida y
conocida Geraldine Chaplin, que ha trabajado tanto en España con
Carlos Saura. A partir de este enlace el actor se enmendó en estos,
siempre espinosos asuntos amatorios.
Charles
Chaplin murió en 1977 en Suiza, donde llevaba residiendo muchos
años, a los 88 años. Anteriormente tuvo que exiliarse una larga
temporada de los Estados Unidos acusado de actividades procomunistas.
Se había refugiado en Europa donde, por cierto, le adoraban. Unos
años antes de morir viajó a Hollywood, que le perdonó sus
veleidades políticas a recoger un Oscar honorifico por toda su
carrera.
Sin
duda, Charles Chaplin fue un genio desmesurado, tanto como artista
como en su vida amorosa. ¡Qué tendría, además de unos ojos azules
inmensos, dinero y fama, que tantas chicas se volvían locas por
él!.. ¡Y yo con estos pelos!!
Dicho
queda…
Joaquín
Yerga
Y
justo cuando la oruga pensó que era su final, se transformó en
mariposa
Anónimo
Al
contrario de lo que se suele pensar, yo creo que en la autocrítica
es mejor sobrepasarse tres pueblos que quedarse cortos. Y no solo en
el terreno personal, también en el colectivo. Porque cuando
uno es muy exigente consigo mismo tiende a la perfección pues no
deja de depurar comportamientos y actitudes negativas con el
encomiable fin de mejorar. Otra cosa es que en esa, digamos enriquecedora exigencia, lleguemos a no reconocer lo ya conseguido.
Porque miren...
Si
personalmente es bueno tener cierto grado de severidad con uno mismo
en según qué conductas, a nivel colectivo lo es aun más, pues los
beneficiarios somos todos. Pero insisto, también en pro del bien
común es saludable ser conscientes de los logros conseguidos para
así valorar adecuadamente lo alcanzado.
Sin ir más lejos en nuestro país somos muy dados a criticarlo todo. Y
demasiado a menudo nos creemos los más inútiles de la tierra, debe
ser por ese famoso complejo de inferioridad que siempre nos ha
acompañado. Sin embargo, creo que es hora de reconocer nuestra
realidad actual como pueblo. Para ello, voy a mostrar unos datos tan
reales como recientes de nuestra sociedad.
En
economía, los españoles no nos podemos quejar, pues hacemos
el número doce del mundo en cuanto a riqueza global, es decir, lo
que suelen llamar los economistas el PIB. Teniendo en cuenta que
somos casi doscientos países en el planeta, no es mala posición. En
renta per cápita, osea el dinero que tenemos cada español de media
es de unos 25.000 euros por año. Aquí si estamos un poco más
atrasados pues hay unos cuantos países, sobre todo europeos, (Suiza,
Austria etc.) que aun siendo mas pequeños en conjunto que nosotros,
sus habitantes son más ricos.
Si
en economía somos unos privilegiados, (teniendo en cuenta lo que hay
por ahí) en asuntos sociales tampoco vamos mal. Tenemos una
educación, mejorable por supuesto, pero que ya gastamos el
dinero suficiente, solo que hay que optimizar su eficiencia. En
sanidad, es la española, según algunos estudios, una de las
mejores del mundo. Esto es algo que podemos apreciar todos ¡Claro!
que para valorarla lo como se merece deberíamos contrastarla con la
de otros países... Y saldríamos ganando si lo hiciéramos, os lo
aseguro…
Uno
de los países del llamado primer mundo, civilizado y de tamaño
medio es Argentina. Por emigrar a Argentina se daban de
tortas nuestros abuelos hace setenta años. Es un país grande, rico
en recursos naturales y sus habitantes son todos descendientes de
europeos; su población es similar a la de España. Pues en Argentina
el PIB (el dinero que se genera) es menos de la mitad que el de
España.
Siguiendo
con las comparaciones (en este caso no son odiosas) En Argentina se
producen al año unas 2900 muertes violentas, en España 303. La vida
media de un argentino es de 76 años, un español vive hasta
los 83. La renta de un argentino es de 11.000 euros, la nuestra 25.000,
y así podríamos seguir con todos los paramentos. En lo único que
nos ganan y por goleada los argentinos es en fútbol y en amor a su
patria.
Además
de las comparaciones mostradas, también somos el segundo país más
aceptado y querido por el resto del mundo. Nos visitan cada año la
friolera de 75 millones de turistas, y casi todos salen encantados. Y
no solo es por la playa y los numerosos días de sol al año, lo es
también por nuestra seguridad, nuestra sanidad, y nuestra manera de
vivir. Qué duda cabe que cuando un alemán o un inglés coge
quince días de vacaciones y se arriesga a visitar otro país, exige de éstas cosas básicas para estar a gusto.
Nuestro
país es uno de los que más ha progresado de la tierra durante los
últimos cuarenta años. Hemos pasado de ser insignificante y
subdesarrollado a uno de los más apetecible para vivir. Consolidado,
democrático y con las libertades individuales garantizadas, estamos
entre los quince países más avanzados en derechos sociales. Tenemos
un sistema de autopistas y autovías a nivel de Francia. la red de
ferrocarriles del AVE es de las más extensas del planeta, con
rapidez y puntualidad inusitada. Sin olvidar por supuesto nuestra
peculiar manera de vivir y divertirnos.
Los
españoles podemos seguir autoflagelándonos eternamente. Y podemos
seguir pensando que vivimos en un país de pacotilla, allá nosotros,
quizás eso nos haga, como decía la principio, seguir prosperando y
no conformarnos con lo que tenemos. Tal vez esa autoexigencia por
mejorar nos hagan más líderes algún día, pero siempre si no
cambamos bruscamente el rumbo, eso sería volver a las penosas
andadas de nuestra historia.
Os
aseguro que esto no va de partidos ni de ideas políticas, me daría
igual que gobernase la izquierda o la derecha, siempre que a España
y a los españoles les vaya bien. Y por supuestisimo que hay muchas
cosas que mejorar, pero andando se hace camino, y de vez en cuando
hay que hacer una parada y echar un vistazo a lo recorrido...y
valorar.
Dicho
queda…
Joaquin Yerga
04/01/2018