Cada verano tiene una historia
(Anónimo)
Se nos escapa ya, camuflado entre estos primeros y frescos
días de septiembre, el último verano.
Un verano más a archivar en el disquete neuronal
de nuestra memoria, sito en algún lugar
recóndito de nuestro cerebro. Son muchos ya los almacenados, tantos como
primaveras cumplidas por los cincuentones de mi generación. Selecto y sufrido club
al que me digno pertenecer desde hace ya más de un lustro.
Este largo y caluroso
estío pasará sin pena ni gloria en lo tocante a lo social y político en
general, sobre todo en lo que nos afecta
en lo más cercano y entrañable, aludo a nuestro país. Entiendo que no pasará a
la historia por nada sobresaliente, claro, que siempre se entiende esto último por
hechos o sucesos extraordinarios, las mas de las veces luctuosos y para eso mejor que pase de
puntillas, sin hacer ruido.
Los meses de julio y agosto siempre fueron meses propicios para grandes acontecimientos
unos buenos y otros muy malos, de hecho estos días pasados se han ido
cumpliendo sucesivamente aniversarios de multitud de episodios importantes,
recuerdo especialmente catástrofes naturales, el asunto del Ébola el año pasado
etc. Sin embargo este año como digo ha sido más anodino de lo habitual, quizás
lo más significativo fue el largo periodo de calor asfixiante de los últimos
días de junio y de casi todo el mes de julio con temperaturas que han rebasado
la media habitual llegando incluso a pulverizar los records en casi todas las
ciudades y pueblos de nuestra querida piel de toro.
Otra cosa bien diferente ha sido (en el devenir de este
verano ya casi moribundo) en el terreno
personal y afectivo. Aquí si ha sido muy especial y no precisamente por su
carácter positivo, la desaparición repentina de un buen amigo de juventud me ha
dejado un regusto bien amargo y hará que gran parte de él entre a formar parte
de mis recuerdos menos deseados.
Otro capítulo aparte
(muy diferente a lo expuesto anteriormente) y que me merece un par de
comentarios… Después de un año pródigo en dedicación a unas de mis
aficiones favoritas como es escribir y
divulgar después a través de mi blog mis artículos e impresiones, banales las mas lo
reconozco, pero que lo he llevado a cabo a lo largo de este año con
periodicidad pasmosa ; pues de manera inexplicable he pasado estos dos últimos meses
sin garabatear ni una palabra, ni una frase y confieso que no ha habido ninguna
razón de peso para ello, simplemente holgazanería, viajes extraordinarios
allende nuestras fronteras o lecturas intrascendentes. Prometo retomar con
nuevos bríos, (ahora que he vuelto a la insustancial cotidianeidad) mi
apetecible pasatiempo y castigar a la docena
de sufridos pero ávidos lectores que
bostezan con mis relatos de un otoño caliente,
colmado de nuevas ocurrencias, hasta que alguno me denuncie por… cansino.
Este verano del 2015,
que tanto nos ha hecho sudar
climatológicamente y que ahora arrepentido se despide de manera suave como el
que no rompe plato, va a dar paso a un otoño ajetreado en lo político. Siendo
consciente que es este un tema no muy agradecido y que a mucha gente le aburre
soberanamente, no por ello es menos importante para nuestra salud democrática, territorial
e incluso económica y por lo tanto estoy obligado a un par de puntualizaciones.
Este mismo mes de septiembre, como todos los años en estas
mismas fechas (ya he hablado otras veces de ello) nos daremos de lleno con el
tema catalán. Primero la Diada que llaman ellos y dos semanas más tarde las
elecciones autonómicas que los nacionalistas quieren hacer plebiscitarias, es
decir que sirvan como una especie de referéndum en el cual ellos decidirían si
se independizan de España o no. Después vendrían las generales, una de las más
importantes de nuestra joven democracia (eso lo dicen todos los partidos y de casi todas las elecciones) bien es
verdad que estas si pueden ser diferentes debido a un posible fin del bipartidismo
y al enigma de las nuevas alianzas para formar gobierno.
Con lo de las catalanas creo que estamos llegando al fin de
este culebrón interminable pues según el resultado que se dé pueden ocurrir dos
cosas. Si ganan los nacionalistas y como dicen proclaman la independencia
unilateralmente esto obligaría al estado a
intervenir la autonomía, primero de manera judicial y después
desalojando del poder a los políticos elegidos (para hacer esto necesitaríamos
la unidad de los partidos estatales), después del ruido inicial se apaciguarían
los ánimos y se convocarían nuevas elecciones.
Si por el contrario tienen mayoría de votos los partidarios de
seguir dentro de España, sería un batacazo para los independentistas que se
desinflarían perdiendo poder para muchos años, con lo que en la política
española recuperaríamos una normalidad
de la que siempre hemos carecido.
Reconozcámoslo aun tenemos pendiente los españolitos vivir
en una España en donde la naturalidad democrática fuese común, como en cualquier
país europeo desarrollado y en donde los problemas se ciñan únicamente a elegir
un partido conservador o socialdemócrata para que nos gobierne cada cuatro
años.
Sin remontarse demasiado atrás en la historia, primero fue una cruel guerra civil que dio paso
a una dictadura desfasada en el tiempo, llegó por fin la transición y la
democracia pero tutelada esta con ruidos de sables y con una banda terrorista
ETA anacrónica que hacía estragos insufribles en nuestra sociedad y justo al
desaparecer todos estos antecedentes tan negativos aparecen con bríos renovados
los nacionalistas catalanes y nos dicen que hay que ser excelsos demócratas y
les dejemos emanciparse, como el que se toma un helado. Soy de la opinión que
hace falta en nuestro país un gran pacto territorial entre todos para que zanjemos de una vez este tema y nos centremos
en los verdaderos problemas que importan a la mayoría de la gente.
Pero todo esto (de lo que siempre acabo escribiendo por otra
parte) es tema cañón para el otoño y mi intención era hablar del verano que es
lo que corresponde, no obstante me consuela que aún nos quedan veinte días de
él y supongo tendré tiempo y ocasión de comentar algo mas al respecto.
Joaquín
Yerga
02/09/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario