La solidaridad pesa más que las ideologías. Muchas personas
creen que se trata de un tipo
de emoción, y es verdad, pero también tiene que ver con la inteligencia.
(Henning Mankell)
De la palabra, Refugiados,
hemos aprendido su significado estos días (muchos españoles) gracias a los sirios que huyen de la guerra
civil en su país y a la presión mediática que los secunda. También estos años pasados incorporamos a nuestro idioma domestico otros
vocablos como: patera, cayuco, inmigrante, subsahariano, ébola,
yihadista etc. Basta que los
telediarios nos los muestren constantemente durante unos días para que todo el
mundo asumamos estos nuevos términos y los hagamos cotidianos, como de toda la vida, vaya!
Una imagen vale más
que mil palabras, esto es una verdad como un templo (tan grande como los
que destruyen de manera inmisericorde paisanos radicales de estos refugiados en
Palmira y otras ciudades sirias e iraquíes). Bastó la foto del niño sirio Aylan
Kurdi ahogado en la playa para que una gran parte de los europeos nos rasguemos
las vestiduras y emprendamos una guerra por demostrar, o aparentar quién es más generoso con esta
gente. No me cabe duda que en cuanto los
medios de comunicación dejen de enseñarnos esas duras imágenes, volveremos a nuestros vulgares quehaceres diarios y las
habituales rencillas políticas o sociales retornaran a nuestros desvelos y
atenciones y… sin embargo esos cientos
de miles de sirios seguirán con sus mismas penalidades pero, claro, habrán dejado ya de ser el
centro de nuestro interés informativo.
Ojos que no ven
corazón que no siente, es otra frase hecha que nos viene que ni pintada
para describir lo que sentimos o compartimos los acomodaticios y superdesarrollados europeos.
Parece ser que necesitamos un empuje extra
en forma de imágenes o tertulias
televisivas que agite nuestras conciencias y desborde nuestro altruismo. Si no es así
permanecemos apáticos y sin criterio propio al que agarrarse. En estos asuntos,
como en otros, actuamos como gregarios al albur de las noticias más o menos
impactantes.
La guerra civil que se está desarrollando en Siria está a
cumplir ya cinco largos años y lleva engullida la vida de 200.000 personas, no
sé cuantos desaparecidos y más de cinco millones de desplazados y no será por
imágenes mostradas porque también las ha habido y muy duras. En África, una
docena de países se desangran en crueles guerras con cientos de miles de
muertos Congo, Sudan, Chad, Libia, Nigeria, en donde la facción musulmana
radical Boko Haram secuestra viola y asesina niños musulmanes moderados y sobre
todo cristianos. Ignoro cuál es la chispa que hace saltar las alarmas de
nuestra indignación, pero me temo que es muy selectiva, a menudo descarga sobre
pólvora mojada.
Estos refugiados políticos, sirios, afganos o iraquíes no
son inmigrantes africanos que buscando una vida mejor llegan en pateras, recalan en nuestras ciudades y
acabamos viéndolos en la puerta de los supermercados ejerciendo una mendicidad
encubierta. Estos al fin y al cabo se buscan su vida. A los refugiados, gracias
a unas leyes humanitarias bastantes dignas, el país de acogida se compromete a
hacerse cargo de su manutención, debe proporcionarles viviendas y todos los
servicios sociales apropiados para él y su familia por lo tanto es una tarea
duradera en el tiempo y muy costosa. Los ataques de generosidad de los que
alardean algunos habría que moderarlos
porque ocurre que quizás lo tengan que gestionar otros.
Me descubro ante la cantidad de gente que de manera… desprendida ofrecen ayuda de todo tipo
incluidas sus propias casas para acoger a familias enteras, alcaldes que
haciendo uso de bienes comunitarios abren las puertas de polideportivos municipales
para atender a todos los refugiados que quieran y mas, como si de damnificados
de catástrofes propias fuese, o ayuntamientos con grandes despliegues de
pancartas dando la bienvenida a todos los que estén a bien venir a su ciudad.
Visto así pareciera que hubiera una carrera feroz para demostrar a ver quién es
más bondadoso a la par que generoso con
esta pobre gente.
Pues me temo que no van por ahí los tiros, esto es una cosa
muy seria para tratarla así de fácil y de superficial. Una cosa es dejarse
llevar por una emoción humanitaria momentánea ante unas duras imágenes y otra
muy diferente es hacerse cargo de miles de personas con todos sus derechos a
respetar que obliga la ley a los países receptores, ante la categoría de estos inmigrantes con estatus
de refugiados políticos.
Hay que tener en cuenta que a estas personas, (España le toca acoger 17000) le tenemos que garantizar vivienda, trabajo,
colegio y sanidad durante un tiempo mínimo que ignoro su duración; en un país de
cuatro millones y medio de parados.
Por supuestísimo estoy a favor de ayudar a esta gente pero siempre de
acuerdo con las autoridades comunitarias y españolas que son las que tienen que
velar por la seguridad y bienestar de todos y no por personas u organismos individuales,
bien intencionados todos ellos, pero que actúan de manera emocional
cuando no caótica. Una cosa es
predicar y otra dar trigo, que suele decirse. Creo que antes de
manifestarse a favor de acoger familias de manera tan desinteresada, echen
cuenta cuanto les va a costar y se comprometan a costearlo hasta el final, sino,
dejemos al estado que lo haga que para eso nos representa a todos.
La inmensa mayoría de
estos refugiados sirios e iraquíes, también los hay afganos, parece ser son de clase media (teniendo
en cuenta que no es clase media europea, por supuesto) que se han podido
permitir pagar treinta mil o cuarenta mil euros a las mafias que los han
transportado. No hay que olvidar tampoco el efecto llamada que va a producir
esta generosidad europea sobrevenida pues en esta oleada se prevén aprox.
300.000 personas, pero no nos engañemos presto a emprender el camino hacia el paraíso
europeo hay millones que ahora lo verán más claro y... qué hacemos con ellos. ¿Les cerramos las puertas? ¿Estamos
dispuestos a perder gran parte de nuestro bienestar en pro de la solidaridad
mundial y recibimos a todos con los brazos abiertos? Son preguntas que visto lo
visto más pronto que tarde habrá que plantearse.
Tampoco tenemos que flagelarnos los europeos por todos los
males que ocurren en el mundo y sobre todo de las guerras que imperan en el hemisferio
sur. La mayoría de ellas son de carácter religioso y ahí sí que estamos exentos
de culpabilidad. ¿Tengo yo culpa o la persona que lea esta reflexión de que
sean tan crueles algunos musulmanes radicales sunitas o chiitas, cuando se masacran
entre ellos por nimiedades dogmaticas?
A Europa no se le puede catalogar de insolidaria, ha acogido a mas de veinte millones de musulmanes (en
España hay casi un millón) que han venido a trabajar honradamente con la loable
intención de mejorar económicamente ellos y sus familias y les hemos permitido,
libertad de culto, cosa que ellos no consienten en sus países de origen y, luego están los países ricos del golfo ¿donde está
la solidaridad con sus hermanos musulmanes ¿ a ellos que les sobra el dinero.
No lo olvidemos, Europa es el sueño de todos los habitantes
del mundo que no están sobrados de libertad, de trabajo y de un futuro digno y
hay que medir muy mucho nuestras posibilidades para no echar por tierra todo lo
conseguido y a la vez nos permita ayudar y reintegrar en lo que se pueda porque si no, perdemos todos.
Joaquín Yerga
10/09/2015
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