Crispación
En estos días, leamos el periódico que leamos, veamos la
televisión (con sus múltiples tertulias politicas) que veamos y oigamos la radio que oigamos, toca el ”caso
Bárcenas”. Nos saturan, nos hacen creer
que no hay otra cosa más importante en nuestras
vidas, entramos de lleno y picamos el anzuelo que nos lanzan. Nosotros
lo incorporamos a nuestras cuitas y conversamos, sobre el tema, discutimos, y
nos indignamos con el vecino, el amigo o la familia si estos son del “otro
bando” y así berrinche tras berrinche
consumimos nuestro tiempo.
Hoy es Bárcenas, pero ayer fueron los Eres de Andalucía, el caso Blesa (el que fuera presidente de Bankia ) etc. Todas estas noticias absolutamente temporales y vacuas de contenido y que aparecen unas y desaparecen otras con una rapidez endiablada, no nos dejan apenas huella, pero acaban sumiendo al país en un aparente estado de conmoción, pasajera , por supuesto y muy ocupado debatiendo futilidades . Todo esto termina en cuanto a los medios de comunicación deja de interesarle el asunto y no aparecen como noticias principales e incluso a veces ni se mencionan a los dos días de haber sido primera pagina. Inmediatamente los efectos en nosotros es fulminante, ya no existe el gran acontecimiento, ha desaparecido, acordémonos de otros casos similares (no es imprescindible que trate de política) gripe aviar, vacas locas etc.tambien nos vale.
Yo, reconozco, he sido y aun lo sigo siendo un fiel seguidor de la actualidad, pero creo que he llegado a un punto de inflexión y toca reflexionar .No quiero indignarme a cada golpe de actualidad, no saco nada de valor con ello, tal solo alguna conversación insustancial sobre el tema con la familia o conocidos, algún disgusto por disparidad de opinión con amigos, y poco más. Eso sí muchas horas acumuladas “distrayéndome” con estas “interesantes” noticias evanescentes sin el menor poso pedagógico.
Si todo el tiempo que he dedicado a estas “rabiosas actualidades”, lo hubiera llenado con lecturas, crónicas o reportajes sobre temas científicos, novelas, literatura o cualquier otro asunto más instructivo, quizás ahora sería más sabio, más ameno, más consciente, más empático y sobre todo estaría menos cabreado.
No reniego, ni deseo estar al margen de la actualidad política de nuestro país y del mundo en general, pero eso, estar al día, seleccionar de verdad lo que es importante de lo efímero, separar el grano de la paja y dedicarle el tiempo justo.
A los telediarios y periódicos políticos (salvo que tengas intereses particulares) hay que verlos y comprarlos naturalmente, pero pasar por encima de la actualidad sutilmente y enfrascarse en los buenos artículos que siempre publican en sus páginas interiores (sobre todo los medios de tirada nacional) de política profunda, filosofía, economía, historia etc. escritos por los mejores divulgadores nacionales y foráneos como Vargas Llosa, Reverte, Marías, Marina etc. y que son los que de verdad merecen la pena. Son didácticos, educativos, interesantes, que agranda nuestro nivel cultural, básicamente entretienen y no crispan.
Al final y parafraseando al personaje de aquel anuncio de gran impacto en la España de los ochenta: compre, lea, compruebe y compare estos artículos con las grandes noticias sensacionalistas y como no va usted a encontrar nada mejor disfrútelos.
Hoy es Bárcenas, pero ayer fueron los Eres de Andalucía, el caso Blesa (el que fuera presidente de Bankia ) etc. Todas estas noticias absolutamente temporales y vacuas de contenido y que aparecen unas y desaparecen otras con una rapidez endiablada, no nos dejan apenas huella, pero acaban sumiendo al país en un aparente estado de conmoción, pasajera , por supuesto y muy ocupado debatiendo futilidades . Todo esto termina en cuanto a los medios de comunicación deja de interesarle el asunto y no aparecen como noticias principales e incluso a veces ni se mencionan a los dos días de haber sido primera pagina. Inmediatamente los efectos en nosotros es fulminante, ya no existe el gran acontecimiento, ha desaparecido, acordémonos de otros casos similares (no es imprescindible que trate de política) gripe aviar, vacas locas etc.tambien nos vale.
Yo, reconozco, he sido y aun lo sigo siendo un fiel seguidor de la actualidad, pero creo que he llegado a un punto de inflexión y toca reflexionar .No quiero indignarme a cada golpe de actualidad, no saco nada de valor con ello, tal solo alguna conversación insustancial sobre el tema con la familia o conocidos, algún disgusto por disparidad de opinión con amigos, y poco más. Eso sí muchas horas acumuladas “distrayéndome” con estas “interesantes” noticias evanescentes sin el menor poso pedagógico.
Si todo el tiempo que he dedicado a estas “rabiosas actualidades”, lo hubiera llenado con lecturas, crónicas o reportajes sobre temas científicos, novelas, literatura o cualquier otro asunto más instructivo, quizás ahora sería más sabio, más ameno, más consciente, más empático y sobre todo estaría menos cabreado.
No reniego, ni deseo estar al margen de la actualidad política de nuestro país y del mundo en general, pero eso, estar al día, seleccionar de verdad lo que es importante de lo efímero, separar el grano de la paja y dedicarle el tiempo justo.
A los telediarios y periódicos políticos (salvo que tengas intereses particulares) hay que verlos y comprarlos naturalmente, pero pasar por encima de la actualidad sutilmente y enfrascarse en los buenos artículos que siempre publican en sus páginas interiores (sobre todo los medios de tirada nacional) de política profunda, filosofía, economía, historia etc. escritos por los mejores divulgadores nacionales y foráneos como Vargas Llosa, Reverte, Marías, Marina etc. y que son los que de verdad merecen la pena. Son didácticos, educativos, interesantes, que agranda nuestro nivel cultural, básicamente entretienen y no crispan.
Al final y parafraseando al personaje de aquel anuncio de gran impacto en la España de los ochenta: compre, lea, compruebe y compare estos artículos con las grandes noticias sensacionalistas y como no va usted a encontrar nada mejor disfrútelos.
Joaquín Yerga
14/07/2013